10 consejos para los padres que no viven con sus hijos o cómo ser papá y no morir en el intento

Resulta un hecho social innegable que con el aumento de la proporción de hogares uniparentales y la extensión de las jornadas laborales por problemas de transporte en los centros urbanos, la figura del papá, sobre todo, se ha ido diluyendo. Esto sin contar el aumento del rompimiento del vínculo matrimonial y la adjudicación automática de la patria potestad a las madres, pues la figura del padre resulta ser un imaginario que se diluye con el tiempo.

Los hijos varones de madres solteras tienen menos idea de cómo es un padre de familia, no solo por la ausencia del mismo, sino por la alienación parental siempre presente que, de una u otra manera, puedan vivir. Esto hace más complejo el panorama, en tanto que la reproducción del rol desaparece junto con la figura física y bueno, adquiere más sentido la lógica del hijo de familia, el eterno soltero, dependiente de la madre. Esto sin contar la disminución de posibilidades de reproducción natural de la sociedad: la desaparición paulatina de la familia.

En este momento, quisiera compartir mi experiencia que espero pueda servir a otros padres que, bajo las diferentes circunstancias que da la vida, puedan sobre llevar la relación con sus hijos menores de edad en una relación matrimonial rota. No es mi interés ponerme en una posición de superioridad moral que fácilmente puede ser adjudicada a alguien que da consejos. Esta es una lectura retrospectiva que tuve de aquellos momentos difíciles y bueno, hay que señalar la realidad, poco o nada se hablaba de como dicha situación afecta a los hombres.

Mucho de esto fue aprendido por la mala. La lectura cayó cuando el error había sido cometido, espero que no lo
cometas tú también, no hagas de tu nueva condición y la de tus hijos pequeños una condición para revictimizarte. He aquí los consejos:

1. Nunca dejes de proporcionar sustento económico para tus hijos. Parece obvio ¿verdad? Pero no olvides que es esa relación de proveedor la que va a ser puesta en discusión una vez se haya producido la separación. Sé que parecerá ilógico para muchos el lidiar con los retos de vivir fuera del hogar y seguir manteniendo el hogar donde saliste, pero sin esta solvencia el cuestionamiento hacia tu presencia en la vida de tus hijos deja de tener sentido.

Ojo, los porcentajes de tal ayuda son producto de negociación legal, por lo que los objetivos primarios son: no dejar a tus hijos a la deriva, pero tampoco ocultarles el hecho que ya no vives en el hogar. En la medida de lo posible y conforme tus hijos crezcan, puedes asumir directamente el pago de servicios como educación, salud y diversión. Tus
hijos deben estar conscientes, sin que caigas en estarlo refrendando siempre, que eres un proveedor, un referente para contar con él en todo momento.

2. Nunca rompas el vínculo emocional. Los rompimientos matrimoniales siempre serán traumáticos, por las razones que sean, y cuando esto acontece, las emociones, reclamos, enojos y demás floreen. En este momento especialmente complejo, los hijos quedan en medio de una relación, ya sea rota o en proceso de rompimiento, y ya que la custodia es automáticamente reclamada por la madre, es muy fácil llegar a la conclusión que el sostener la relación con los hijos es una prolongación del conflicto. En efecto, así es en la mayoría de las ocasiones, sin embargo tienes que tener siempre en mente que UNA COSA ES LA RELACIÓN CON TU EXPAREJA Y OTRA LA RELACIÓN CON TUS HIJOS.

3. Jamás hables mal de tu su madre a tus hijos. Puede que la razón te asista, puede que el enojo y la frustración te invadan y sientas que tus hijos necesitan saber la verdad, sin embargo al hacerlo incurres en alienación parental, dispones u obligas a tus hijos a que tomen partido y nada más pernicioso y ruin que eso. Los hijos se harán una idea real y otra imaginaria de ti como padre, lo que haces en realidad y la que dice tu pareja sobre ti. Obviamente no puedes incidir en la segunda, pero sí en la primera y es necesario que vean a un padre cuyo amor y dedicación es completo hacia ellos, sin intermediarios.

Contradictoriamente, habrá casos en donde la separación se produjo sin el consentimiento de una de las partes, tú has salido de casa y deseas regresar a cualquier precio. El consejo es el mismo: no les hables a tus hijos de lo mucho que extrañas tu antigua vida o a su mamá. En todo caso, eso es un tema que debes resolver directamente con ella sin tus hijos. Recuerda que la lectura de los niños es totalmente diferente a la de los adultos.

4. Haz que el universo sea tú y tus hijos. Incluye a tu familia hermanos y abuelos y recálcales que en la relación con tus hijos sigan el consejo anterior. No compitas en el aprecio que ellos tienen con su madre, inventa otros parámetros, crea recuerdos nuevos, define una forma de comunicación propia. Nunca uses a tus hijos como medio de comunicación con tu expareja, nunca preguntes a tus hijos sobre cómo está tu expareja a no ser que sea un interés genuino sobre su salud. Por ejemplo, no opines sobre la casa donde ya no vives, construye un hogar acogedor para ellos y tú.

5. El consejo del antropólogo. Haz partícipes a tus hijos de tu vida cultural, religión, deportes, entretenimiento, gustos musicales, en tu trabajo, en todo lo significativo para ti. Por lo regular, los padres de fin de semana se desbordan en llevar a sus hijos a eventos de entretenimiento que ellos mismos no les agrada, pero dicen: “es por ellos”. Sin embargo, si haces de tu misma vida cultural algo en lo que tus hijos puedan interactuar y apreciar, les
estás trasmitiendo un legado.

Si eres cristiano, ayuda a que tu hijo tenga esos valores. Por ejemplo, ten siempre el cuidado de no entrar en colisión con lo que haga tu pareja, no hables mal de sus creencias si son distintas a las tuyas, déjales claro en qué crees y en lo
que no crees, pero sobre todo haz de ellos personas respetuosas a todo su entorno social. Los valores y las buenas acciones es algo que deben de observar en ti y será lo que recordarán siempre.

6. No pierdas nunca la comunicación con tus hijos. Tu presencia física con ellos es corta, aprovéchala, pero igual mantente al tanto de sus actividades y llámalos por teléfono. Puede que haya restricciones en estas comunicaciones dependiendo de las condiciones de la separación, en todo caso puede ser uno de los acuerdos que llegues con ella. No hagas de tu relación con ellos un salto de fin de semana a otro. Debes estar tan cerca de ellos en la lejanía que puedan acceder a ti con solo apretar un botón en el celular.

7. Las relaciones en el hogar son un continuo de emociones y comunicaciones, intenta mantener esto después de tu separación. Hagan planes, celebren ocasiones especiales, no hagas que tu nueva relación sea el continuo de tu vida en el hogar, llevarlos a su nueva casa. Recuerda que tú construyes un nuevo hogar con ellos, no una continuidad de la rutina anterior, peor si esta incluía condiciones poco agradables.

8. Si te has hecho de una relación recuerda: habrá enojos y reclamos de tu expareja y esto seguramente incidirá en convertir la relación con tus hijos en algo tóxica, por lo que no debes obligar a tus hijos a que acepten tu nueva relación. El rompimiento de los prejuicios y estereotipos lleva tiempo y no se dan de la noche a la mañana ni en forma impositiva. No dejes de comunicarte con tus hijos estando en una nueva relación. Recuerda siempre que este vínculo es frágil y temporal (en lo que tus hijos maduran), por lo que el abandono de la comunicación solo les hará comprobar prejuicios.

9. Corrige a tus hijos. Sigues siendo padre y tienes una responsabilidad con ellos y con la sociedad. Si observas actitudes o lenguaje poco apropiado con tu familia o contigo, ¡corrige! A veces puedes llegar a creer que es poco el tiempo del que dispones y no vale la pena hacerles pasar un mal rato, pero recuerda que tu contribución a la sociedad y a ellos mismos es criar a personas con un sentido bien cimentado del bien y del mal y si bien es cierto, llegará el momento en que dejarás de verlos, esa corrección a tiempo les ayudará en su proceso de maduración.

10. Nunca devuelvas el mal con mal. Aún no hay legislación que aborde el terrible problema de la alienación parental, por lo que nunca debes de hablar mal de tu expareja como respuesta a opiniones que ellos hayan oído sobre ti. Recuerda nuevamente que ellos no son el campo de batalla, ni deben ser considerados como parte del problema en la relación rota. Debes recordar siempre que en el círculo del conflicto tú debes ser el elemento que rompa con la escalada. Estás criando seres humanos con criterio y ese mismo criterio les proporcionará, en un futuro, la visión para juzgar en que se equivocó cada uno de sus padres por separado.


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