Por Dulce María Méndez / AFI Joven.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) menciona lo siguiente con relación a la dignidad humana: “La libertad y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”.
También menciona que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad.” ¿Qué beneficios tiene para nuestra sociedad el comprender este concepto tan amplio? A continuación, describiré tres de ellos, aunque pueden existir muchos más.
1. Reconocer el valor de la persona
A veces podríamos preguntarnos por qué consideramos al canibalismo como algo impensable de hacer, pero no nos parece mal comer carne de vaca o cerdo; o porqué podemos matar a un insecto, pero al matar a una persona cometemos un delito. Esto es porque la persona humana tiene un valor superior al resto de las creaturas.
Muchos han intentado dar una definición de persona humana. Por ejemplo, Santo Tomás de Aquino lo definía como “sujeto de naturaleza individual racional” y Ramón Lucas Lucas explica que esto implica que el ser humano existe en sí y por sí, no depende de otro; posee unidad interna por lo que cada persona es única y tiene capacidades superiores como la inteligencia, la voluntad, la moralidad y la capacidad de amar.
Martin Buber (1878-1966) menciona que “el ser humano se realiza y se reconoce cada vez en el encuentro del uno con el otro”, lo que también explica el hecho de que seamos seres sociales. Jean Lacroix, por su parte, nos explica que “la persona es dueña de sí y el don de sí”, lo que nos demuestra que tenemos libertad que nos permite autodeterminar nuestras acciones.
Todas estas características son parte de la naturaleza de cada persona humana y es lo que hace que el ser humano sea valioso y todos debemos reconocer ese valor en cada persona que nos rodea, para poder defender cada uno de los derechos que poseemos.
2. Aceptar y respetar las diferencias
A lo largo de la historia hemos sabido de muchas injusticias que se deben a la poca tolerancia a las diferencias. Entre esto sucesos podemos mencionar el Holocausto en la Segunda Guerra Mundial o las acciones del Ku Klux Klan en Estados Unidos. Estas situaciones de discriminación o poca tolerancia no se han detenido en nuestra época porque aún no hemos entendido que toda persona es digna.
Todos (sin importar las diferencias de raza, sexo, religión, edad y capacidades) tenemos un valor absoluto por el mero hecho de existir. Comprender que la dignidad humana es universal, nos hace entender que todo ser humano debe ser tratado como insustituible, ya que nuestras diferencias hacen que nadie más pueda tomar nuestro lugar, de ninguna forma.
Es por esto que una sola vida es tan importante como la vida de la humanidad misma. Aceptar que somos diferentes, que nuestras diferencias nos hacen únicos e importantes. Entender que ninguno es mejor o más valioso que otro, nos ayudará a actuar con más justicia y tolerancia. Nos ayudará a crear una sociedad que vele por la defensa de los derechos de cada persona y protegerá su valor a toda costa.
3. Asumir responsabilidades
Saber que tenemos un gran valor y que somos insustituibles, nos permite llegar a la conclusión de que el ser humano es su capaz de trascender. Víctor Frankl menciona que “el hombre no se limita a existir, sino que decide cómo será su existencia, en qué se convertirá en el minuto siguiente”.
Entender que tenemos una dignidad y la capacidad de decidir lo que podemos llegar a ser, conlleva a la responsabilidad de actuar en el afán de defender los derechos humanos, ya que somos los únicos que podemos hacerlo. La decisión de defender la dignidad de cada persona humana, por el simple hecho de ser persona es nuestra responsabilidad.
Al final, podemos decir que entender este maravilloso concepto nos permite concluir lo siguiente: “El mundo está lleno de maravillas, pero nada es tan maravilloso como el propio hombre” (Sófocles).
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