¡Voy camino de Belén!

cOLUMNA :::DOBLE VÍA:::

La Navidad es un momento oportuno para marcar nuevos propósitos y para transmitir valores en la familia como la generosidad.

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Por Oscar Pineda
En estos días de diciembre hemos podido observar en diferentes zonas, la cantidad de personas que van entre el tráfico y la música navideña hacia los centros comerciales y tiendas de artículos navideños. 

¡Apúrense que ya van a cerrar! Gritaba una señora cerrando su carro sin percatarse que a su lado estaba un niño con cara triste que le decía: ¡le cuido su carro!  


Si, en efecto una escena muy cotidiana en este país de contrastes en donde muchos niños sufren desnutrición severa y condiciones de extrema pobreza. La Navidad es un momento oportuno para marcar nuevos propósitos y para transmitir valores en la familia como la generosidad. Podemos aprovechar esta época para hacer ver a nuestros hijos que muchas familias no tienen los recursos económicos suficientes para tener una vida digna. Es momento entonces de explicar a los pequeños la situación desfavorable que viven muchas personas para que vaya naciendo en los niños un sentimiento solidario y de conciencia con la realidad.

Nuestros hijos pueden aprender que durante esta época no son semanas en las que se compra compulsivamente y en las que se fomenta el consumismo. Tenemos el trabajo de aprovechar esta etapa para fomentar la convivencia familiar, hacer una pequeña actividad de labor social como hacer bolsitas de dulces para los niños necesitados o compartir juguetes.

Es importante que tengamos en cuenta que en el hogar todo educa. Es decir, es el ambiente educativo por excelencia. Por ello, enseñar a decir gracias, te quiero y por favor  nos acercará al corazón de los demás y potenciará las buenas relaciones.

Es importante que aprovechemos estos días Navideños para pasar más tiempo con nuestros hijos y realizar diferentes actividades en familia como por ejemplo adornar la casa, hacer limpieza  o reparar algo. Es necesario que todos los miembros de la familia participen activamente adornando la casa, escogiendo el menú para las fiestas, cantando villancicos o participando en actividades de la Iglesia.

Las cenas navideñas  son momentos para concienciar a nuestros hijos de que se trata de un punto de encuentro con la familia y es muy importante permanecer unidos, agradecer a Dios los alimentos y pedir por las personas necesitadas tanto materialmente como espiritual y ser amables con los demás. De esta manera nuestros hijos pueden sacar lo mejor de estas fechas de fin de año.

Desde ya les deseo a mis lectores una Santa Navidad y que el año que se acerca este lleno de muchos éxitos y bendiciones todas sus actividades. 

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