Por Gabriela Lemus
Te empezarás a cuestionar ¿qué hace realmente sostenible a una nación? Ya las Naciones Unidas ha definido los objetivos que llevan a la sostenibilidad de un país, y entonces la guía para la preparación de mesas de trabajo, debates y propuestas, nos prefiguraban un escenario claro y sencillo para llevar la dinámica de las actividades en la Asamblea. Sin embargo, esto estaba muy lejos de la realidad.
Reunida con varios jóvenes latinoamericanos, una noche antes de las mesas de trabajo, comentamos lo que nuestra sociedad necesita y coincidíamos en varias prioridades, después de las crisis políticas que varios países de América Latina mantienen, es fácil identificar los derechos que son prioridad para el desarrollo y la humanidad:
- Terminar con el Hambre
- Acceso a la Salud
- Educación de calidad
Esto coincide con los primeros objetivos de desarrollo sostenible que la ONU han identificado; así que para nosotros, era obvio que la mesa de derechos humanos debía girar en base a estas prioridades; ya que la mayoría de los países miembros de la OEA están afectados grandemente por estos factores. Sin embargo, la mesa de trabajo fue manejada de manera unilateral por grupos ideológicos. Con una postura impositiva y discriminatoria, la agenda se volcó a los intereses de un solo grupo, aparentemente “VIP” de la población.
Cuando ingresamos al salón, ya una mujer estaba al frente indicándonos que ella era la moderadora de la mesa de trabajo y que había designado a la persona que tomaría las notas de los puntos que quedarían en el documento de conclusiones finales. Este fue el primer atropello a la dinámica, ya que en el resto de mesas de trabajo la persona moderadora y quien tomaba notas, fueros escogidos entre todo el grupo. Propusimos que se escribieran, en un rotafolio, los puntos medulares que serían consensuados e incluidos en el documento final.
Los temas empezaron a salir y entre ellos, la propuesta de una mujer chilena que pidió se incluyeran los derechos del no nacido, tal como la Convención Americana sobre Derechos Humanos en el Pacto de San José lo establece, en el artículo 4: Derecho a la Vida. Fue allí cuando la moderadora dejo clara su postura, en desapruebo hacia cualquier tema que se relacionara con la defensa de la vida o de la familia; empezó a hacer gestos de censura, risas burlonas y ojos de impaciencia durante la intervención de personas que abordaban estos temas.
La moderadora se acercó al rotafolio y al ver que se había anotado esta intervención, arrebato el marcador a la persona que escribía y le dijo “Se supone que apoyas al movimiento LGTBI”. Cito estas palabras literalmente. A partir de allí se negó a dejar por escrito cualquier solicitud de defensa de derechos por la vida y la familia.
El debate siguió y el tiempo se acortaba, debíamos dejar un documento redactado con los temas que solicitábamos se atendieran, sin embargo, la moderadora dijo que ella se encargaría de redactarlo y que debíamos designar a dos voceros para leer el documento al día siguiente frente a los representantes de estados miembros.
De más está mencionarles, que ninguno de los participantes que pedimos la defensa de la vida y la familia fuimos tomados en cuenta para desempeñar ese papel. Todas las mesas de trabajo redactaron el documento o por lo menos dejaron definidos los temas sobre los cuales girarían las solicitudes, excepto la mesa de Derechos Humanos, en donde la moderadora nos dijo a un grupo próvida, que, si queríamos expresar algo, que redactáramos un párrafo y se lo enviáramos por correo. Varios miembros del grupo nos quedamos en ese salón después que la moderadora se retirara violentando todos nuestros derechos como representantes de la sociedad civil.
Parece que la organización de la 46 Asamblea de la OEA debió haberle refrescado la memoria sobre la Declaración Universal de DDHH donde claramente los artículos 1 y 2 establecen que todos los seres humanos somos libres e iguales en dignidad y derechos sin distinción de religión, opinión o cualquier otra índole.
La mesa de Derechos Humanos perdió el sentido por completo. Los pactos ratificados por los países miembros ya establecen la protección del ser humano, el problema es que no se cumplen ni se respetan ¡esta tendría que haber sido la prioridad! ¿Por qué una moderadora en la OEA fija las peticiones en temas que no son prioritarios para garantizar la protección de todos los DDHH? ¿Por qué motivo se le permite a un moderador violentar los derechos de otros y discriminar por el simple hecho de que no comparte sus posturas?
Al día siguiente se leyó un documento que no reflejaba ningún consenso sino una postura totalitaria de un grupo en particular, que solo incluyó una muy pequeña fracción del párrafo que nuestro grupo había enviado por correo. Afortunadamente la vocera de la mesa de Derechos de la Mujer fue delegada para leer el párrafo completo que expresaba nuestras peticiones en materia de Derechos Humanos, pues los representantes de nuestra mesa no lo hicieron.
Son muchos los intereses que se mueven en organismos internacionales como la OEA y nuestra presencia es necesaria, no podemos dejar en manos de otros lo más valioso de un ser humano, ¡LA VIDA Y LA FAMILIA!
Vale la pena meterse a nadar a las profundidades cuando la defensa de la vida y la familia lo requiere, porque, aunque no seas un experto nadador siempre hay una mano amiga que te hace ver que por dura que sea la batalla, es necesaria. ¡Nos vemos en la 47 Asamblea!
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