Esto de ser padres está difícil.

La semana pasada hubo un evento terrible en México. Un niño llegó a su colegio con un arma y disparó contra sus compañeros, su maestra y contra sí mismo con una frialdad pasmosa.

Por Alejandra Rodríguez para el sitio wittymum.com
Según me platican los que vieron el video, yo no tuve el corazón ni la tripa para verlo. ¿Qué puede orillar a un niño a cometer esa atrocidad?
 
No sé ni por dónde empezar ni cómo abordarlo porque mi cabeza y mi corazón son un remolino de emociones que van desde una tristeza profunda y enojo hasta el deseo de amar y proteger, incluso defender.
 
Hablé con responsables de medios de comunicación, con padres de familia, con psicólogos, con niños y todos tienen opiniones distintas. Te comparto un poco de la reflexión y disculparás que se me salgan las tripas en lo que digo, pero es que lo tengo a flor de piel.
 
Empiezo con lo que se dice en las redes y el sentir popular. En general, y en contra de todo lo que pudiera entender como sabio, se preguntan: “¿Dónde estaban los papás?” ¿Les digo dónde estaban? ¡como yo, aquí! Igualito que ellos. Trabajando para darles de comer a mis hijos, haciendo citas con el psicólogo, llevando a sus hijos a las prácticas de fútbol, a las clases de inglés. ¡Ahí estaban los papás! Haciendo lo que podían por mejorar la situación de su hijo, cambiándolo de colegio, poniendo límites. Como tú. Igual que yo.
 
¿Y saben qué? Esa mamá que reza en las noches por sus hijos, que se levanta para ver que todo esté bien en casa a las 6am. Ese papá que procura llegar temprano después del trabajo, que le paga un buen colegio a sus hijos. Esa mamá que les pregunta cómo les fue en clases, que los ayuda a tener mejores calificaciones, que les pone límites amorosos… esa familia quizá tenga una niña adolescente que le está mandando fotos desnuda a ve tú a saber quién cuando su mamá y su papá están dormidos.
 
Y el niño que pidió las fotos, para la mamá de la chiquilla es un malnacido, pero su mamá es igual que ella. ¿Quién es víctima y quién es victimario? Su mamá no puede creer que su niño haya sido capaz de esa falta de respeto y busca reprender a su hijo y educarlo mejor y le habla a la mamá de la niña para pedir disculpas y proponer enmiendas.
 
¡Esos somos los papás! Dicen que no estamos haciendo bien nuestro trabajo y sí, de alguna manera tienen razón. No quiero justificar a nadie y mucho menos echar culpas, pero somos la primera generación de papás que nos enfrentamos a la interconectividad. Errores tenemos muchos y no por ser unos buenos para nada, sino porque somos parte del experimento. ¡Los niños nativos del Internet apenas empiezan a ser adultos! Y nos salieron todos mal, son la generación más educada e informada y la más inconforme e infeliz que haya habido. Ni siquiera pueden hacerse cargo de sí  mismos.
 
Los padres de ahora, vemos los errores cometidos con los niños millenial y tratamos de corregir nuestros métodos. Nos dicen “los niños no tienen límites”. Ponemos límites. Pero en general el problema va más allá. El tejido social está podrido.
Y es que ser papá es estar de subida. Para nuestros niños siempre vamos a estar mal porque no debemos de ser amigos de nuestros hijos. Esos ya los tendrán en la escuela, en la calle. Estamos para tratar de educarlos, no para darles todo lo que no tuvimos. Yo no tuve  un iPad porque no existía, pero mi niña sí y es lo que hacen todos. ¿Cómo, por favor, díganme cómo le hago para educarla “bien” sin aislarla de todo?
 
Ayer m observé una pareja que desayunaba en la mesa de un lado, cada quien con su celular, no se hablaron en todo el tiempo. Nos estamos deshumanizando, nos estamos dejando de ver a los ojos, estamos dejando de hablar en persona, de comer juntos, de sonreír, de tocarnos. Dejamos de vivir en realidad para vivir en virtualidad y nos hacemos solitarios. Nunca la gente había tenido tanto amor a sus mascotas o tanta necesidad de ellas como ahora. Y está perfecto amar a los animales. ¡Pero es en serio! Acarician más a su perro que a sus hijos o su pareja. Prefieren tener una mascota a un humano.
 
Sí deberíamos de ser una influencia trascendental, pero en realidad no podemos hacerlo del todo. Hay casas donde mamá es una alcohólica perdida y los hijos son los más responsables. Y tenemos el polo contrario donde los papás tienen una relación amorosa y son buenos padres y los hijos salen para la fregada. Nuestro ejemplo arrastra, pero definitivamente no es suficiente.
 
Procuraremos como padres estar atentos a los cambios de emociones o comportamientos, a los cambios de amigos, a los juegos que juegan, a la información que consumen, los videos que ven. A evitar a toda costa la violencia física, verbal y psicológica. Procuraremos hablar con ellos, preguntarles cómo están, preguntarles montones de cosas. Preguntarles todo. ¿Tu casa es una democracia? ¿Le preguntas a tu hijo si está aburrido y le solucionas su ocio, le preguntas qué va a querer de cenar el nene porque lo amas tanto? ¡Hay que perder el miedo a ser tiranos si es necesario!
 
En la casa, las reglas y límites deben de ser claros, así como  las correcciones o consecuencias. Punto, no es democracia. Pregunta por sus amigos, sus calificaciones, sus sentimientos y pensamientos, pero las reglas no están sujetas a su opinión. Volveremos a la dictadura amorosa. Pero hay otras cosas afuera. Hay peligros en las redes, escuelas, clases, compañeros, sociedad, medios de comunicación… Y ahí me entripo otra vez.
 
Los medios sin escrúpulos difundieron las fotos de las víctimas del atentado y el video de los hechos sin una pisca de empatía. Increíble que el mismo gobierno haya violado la ley de protección de menores revelando los nombres de los niños. La sociedad molesta con esto comenzó a denunciar los medios que lo hicieron y pidieron que no se siguieran distribuyendo las imágenes por respeto a las familias. Y los medios aseguran que no podemos cerrar los ojos ante la realidad. ¡Que estupidez! ¿Quién en su sano juicio cierra los ojos ante eso? No me tienen que salpicar sangre a la cara para que me dé cuenta. Pero la culpa la tenemos nosotros que por años hicimos funcionar a los medios mediante el morbo. Consumimos esas notas a diario y ayer algo pasó que todos se indignaron, que me parece maravilloso trabajar con la empatía. Punto a favor para la sociedad.
 
Otros medios, los de socialización y entretenimiento, decidieron que la culpa la tendían los videojuegos violentos. ¿De verdad? Antes los niños iban literalmente a la guerra y no veíamos esta podredumbre social. Existen videojuegos así porque la gente los consume, existen pistolas de juguete porque la gente las consume. Vamos, somos adultos, no tenemos que esperar a que alguien nos diga lo que está bien y lo que está mal. Si consideras que estos juegos aumentan la agresividad de los niños, no los consumas. No los consumas, por favor. Tú los provees, tú los compras. 
 
Y el horror real, el internet, las redes. Ni en mis más oscuras noches de preocupación me imaginé la atrocidad que formaron nuestros hijos. Sí, nuestros, porque si no te has informado, no estas exento de nada. Redes de niños para niños donde se difunden, se burlan y se hacen contenidos altamente violentos y explícitos y sexuales. Con millones de usuarios, todos niños, que incitan a otros a cometer los actos más atroces como asesinatos y violaciones. ¡Niños! Niños compartiendo videos de violaciones a una chiquita entre 8 y 10 años. Niños burlándose de las muertes, envalentonándose a hacer horrores.
 
No me atrevo a juzgar a sus papás, seguro son como tú, o como yo, buscando respuestas, tratando de educar, queriendo evadir la descomposición social. Quizá sean hijos de una pareja felizmente casada, o de una madre que se parte en pedacitos para darle lo mejor. Quizá sean hijos de padres tiranos o sean niños consentidos. De verdad no lo sabemos, pero algo podemos hacer.
 
•    Ten vías de comunicación abiertas con tus niños.
•    Pregúntales muchas cosas.
•    Juega con ellos.
•    Ámalos y demuéstraselos.
•    Observa cambios de comportamiento y atiende.
•    Vigila sus redes MUY de cerca.
•    Limita MUCHO el acceso a medios de comunicación.
•    Sácalos a hacer ejercicio.
•    Conoce de cerca a sus amigos y a los papás de sus amigos.
•    Procura que creen arte.
•    Incúlcales el amor a un ser superior.
•    Practica el respeto y asegúrate de que no sólo sea en casa.
•    Forma un pensamiento crítico y reflexivo.
•    No les des todo lo que piden.
•    Haz que se esfuercen por tener cosas o permisos.
•    Deja que tus niños tengan tiempos de juego libre.
 
¿Te aseguro el éxito? No. Desgraciadamente hay muchas otras influencias, desde la química cerebral de tu niño, hasta un anónimo en las redes o un canal de Youtube. La descomposición social es multifactorial. Por más que queramos y hagamos, necesitamos hacerlo todos. ¡TODOS! Porque esto no es un hecho aislado. Es sólo un brote de algo que tienen mucho tiempo gestándose. ¡Regresemos a ser humanos! ¡ES URGENTE!

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