Por Ana Camelo de Jackson.
Se que mi situación es diferente, pero en cierto modo es igual. Eliana de verdad detesta algunos de los ejercicios que tiene que hacer, cuando la estiramos sus músculos, o la pongo boca abajo o la hago sentarse, llora de una manera que me hace odiarme a mi misma un poco. Pero se que esto no se trata de mi, de lo que yo sienta, sino se trata de hacer lo que es mejor para ella, aunque sea doloroso para las dos.
Sé que algún día ella entenderá que si hago esto es por que la amo TANTO, tanto que no soy la mamá que yo quería ser. Soy la mamá que la deja llorar cuando hace algo que le molesta, la mamá “que no la levanta cuando cae al piso”, aún cuando mi instinto maternal me pide que la levante y la cargue y detenga su llanto. Soy la mamá que jamás dejará que sus sentimientos se interpongan al desarrollo de sus hijos y que todos los días aprenderá de sus esfuerzos.
Eliana me dio una lección muy valiosa a los pocos días de nacida, aún cuando todavía no sabíamos que tenia cri du chat. Estaba teniendo mucha dificultad en amamantarla por lo que nunca me dio el golpe de leche. Fui con una especialista en lactancia por dos semanas y estuve tratando cada tres horas en poderla alimentar y honestamente estaba exhausta, batallando mucho pues estaba usando una sonda la cual tenia que abrir y cerrar cada vez que se salía de su boca. Pero por fin llego el día en que mi pequeña pudo tomar pecho, me dio el golpe de leche y gracias a Dios, sigo pudiendo alimentarla.
La razón por la que esto fue una lección para mi es que si yo hubiera sabido que ella tenia cri du chat y por lo mismo un paladar alto, no hubiera intentado darle pecho tan intensamente, me hubiera dado por vencida pensando que ella simplemente no lo podría hacer nunca. Pero el ver como mi insistencia y obviamente su lucha lograron algo que es muy difícil para ella me di cuenta que así tiene que ser en todo.
Me he prometido a mi misma, que si ella no puede hacer algo no va a ser por que no tratamos, por que no la empuje a su limite, por que “la levante del suelo cuando lloró”. Solo le pido a Dios que me de la sabiduría de entender cuando debo empujarla más y cuando aceptar que hay cosas que no podrá hacer.
Tal vez no soy la mamá que pensé que seria, y creanme que es muy difícil… pero la amo demasiado para fallarle y es ella, mi niña, quien me da las fuerzas para ser la mamá que necesita..
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