Este tema es tan complejo de abordar, pero me animó un profesional que leí recientemente, no recuerdo su nombre, ni la razón de su ponencia, pero algo quedó en mi mente. El hablaba en relación a como nos acomodamos a solo hablar de los que todos dan “like”, “share”, y nos volvemos poco tolerantes al rechazo de una opinión.
Así que respetando a quien amablemente me lee, pudiendo no estar de acuerdo, comento.
¿Machismo o feminismo? ¿Quiénes son mejores, hombres o mujeres?, ¿más fuerte?, ¿más capaz? ¡Quién gana más o el más multitask!
Y me he dado fuerte con algunos radicales, cuando me mandan a leer teoría feminista por una tesis, o cuando uso un término únicamente en masculino y no aclaro el femenino, (como imagino me pasará en este artículo). Pero, es que percibo que se está volviendo una lucha, y se nos olvidó el enemigo (o la enemiga). Perdimos el rumbo y vamos con todo en contra del de enfrente.
Mujeres. Tuve la oportunidad de llevar un caso, la mujer cual incontrolable ramillete de ira, se dejó ir sobre aquel esposo de poco menos de 8 meses de casados, le golpeó hasta dejarle sangrando los brazos, le insultó con un sin número de palabras soeces, gritó, pateó y le rompió algunos artículos personales. Al poco tiempo llegó la policía, imagino que por la queja de algunos vecinos que presenciaban el alboroto. Al salir aquel hombre tan golpeado, con la respiración alterada, sangre en los brazos y evidentemente lastimado, el policía expresó “a esas mujeres hay que pegarles, eso es lo que les gusta, pruebe y verá como se queda tranquila”. Pocos minutos después, la policía se fue.
Esto pasó en más de una ocasión, aquella pareja se separó, sin embargo, la mujer repitió la escena una vez tras otra, sin lograr que se le investigara, penalizara o que tan siquiera le prestaran primeros auxilios a aquel hombre.
Hombres. “En todo el mundo, entre el 20 y el 25% de las mujeres son víctimas de la violencia doméstica y una de cada siete será violada en su vida. Otros 2.5 millones de mujeres son forzadas cada año a la esclavitud sexual”.
Sin mencionar el trágico escenario local de muertes violentas, acoso sexual, discriminación, embarazos en niñas, entre otros.
He vivido de cerca varios casos de niñas víctimas de abuso sexual, y entiendo el dolor alrededor de esto.
También imagino la tragedia de un hombre que reconoce ante una autoridad, que está siendo golpeado, humillado, marcado emocionalmente. De hecho, recuerdo haber ido por un proceso de denuncias al Ministerio Público en la Ciudad de Guatemala, y justo un hombre en el pasillo con la camisa con botones arrancados y el pecho rasguñado hablaba con otro caballero indicando que para qué decir algo, si su pareja se adelantó e indicó que había sido lastimada, sin ser cierto, según decía.
No es el punto juzgar en este caso veracidad, coherencia, relato, daño. El espíritu al exponer ambas caras es reflexionar en torno a; ¿ batallamos hombres contra mujeres?.
De verdad es tan simple como eso, o será que perdimos de vista al grupo de enemigos que nos ponen en desventaja. La pobreza, carencia de oportunidades, la violencia , el bajo nivel educativo, entre otros. ¿Serán estos los enemigos ante los que debiéramos unirnos y darles batalla?.
Como mujer tengo solvencia para exponer esto. Me he topado con acoso callejero, terminología peyorativa hacia la mujer, diferencias salariales, entre otros. Claro!. Sin embargo, vuelvo al punto. ¿peleamos mujeres contra hombres o mejor todos juntos contra los monstruos causales de las desigualdades?
Vendrá pronto el oleaje de fechas alusivas al tema de mujer, pero es doloroso, que lejos de honrar , en muchas ocasiones humilla al otro grupo y roba brillo. No me gusta esa “celebración”. Así que querido lector que me acompañó hasta aquí, le invito, me invito, avaluar si valdrá la pena levantar la voz “las mujeres somos mejores…. los hombres contra las mujeres”. O mejor:
- Hacemos análisis críticos de la realidad social
- Procuramos igualdad de oportunidades para la sociedad
- Construimos cimientos para Políticas Públicas que se orienten al desarrollo de la persona y por ende, de GUATEMALA.
- Denunciamos dignificando al ser humano, por simple y hermoso hecho de ser SER HUMANO.
No seamos parte de esta batalla donde todos somos perdedores.
- Evitemos denigrar al otro grupo
- Dignifiquemos a la persona
- Trabajemos por la sociedad
- Y muy importante….. sanemos, en vez de hablar con la herida.
Claudia Luján ejerce en el campo de la niñez en protección y niñez víctima de abuso.
Es Magister en Proyectos con Enfoque Social y Licenciada en Trabajo Social con más de 10 años de experiencia en trabajo con población vulnerable.
Se desempeña como asesora en Asociación Guatemalteca por el Autismo y columnista de Blog AFI.
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