El Día Internacional de la Mujer es una fecha que se conmemora en muchos países del mundo desde su celebración por primera vez el 8 de marzo de 1975. En un inicio, las mujeres se unieron por una causa común: alcanzar la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo. Sin embargo, a lo largo de los años, utilizando como bandera un falso “empoderamiento de la mujer”, grupos feministas han desvirtuado la naturaleza de esta cruzada y han promovido la desigualdad, la injusticia, la violencia y la involución.
No podemos alcanzar la igualdad si no estamos dispuestas a reconocer las diferencias que nos hacen únicas y complementarias a los hombres. Jamás podremos alcanzar la justicia si nos quedamos calladas y permitimos que una minoría utilice y manipule la necesidad, el dolor y la desesperanza de nosotras mismas, las mujeres, para normalizar la terminación de una vida en donde se supone que debería encontrarse más protegida.
Tampoco podemos permitir que, reclamando la paz y el fin de la violencia, seamos las mujeres quienes estamos en guerra fuera y dentro del vientre, coartando la libertad de expresión, la libertad de manifestación y la libertad de poder practicar nuestros valores y creencias por el simple hecho de pensar distinto a lo que el feminismo actual reclama.
Nunca un país podrá considerar que ha alcanzado el desarrollo si niega el valor de la feminidad, de la maternidad y de la familia protegiendo falsos derechos e imposiciones destructivas que nos conducen a una involución de lo que hoy hemos alcanzado gracias a mujeres valientes que han estado dispuestas a luchar, incluso sacrificando su vida, por un futuro mejor.
Como mujer, esposa y madre no puedo identificarme con esta causa; este 8 de marzo, 44 años después de la revolución femenina en Naciones Unidas, no podemos conformarnos con un falso feminismo, es momento de tomar la iniciativa y levantar nuestra voz.
Todas las mujeres extraordinariamente ordinarias somos responsables de alcanzar las metas que la humanidad tiene pendientes y si al igual que yo no te sientes representada por el feminismo actual haz algo y redirijamos juntas el norte de la brújula feminista a lo que realmente importa: la vida, la familia y la libertad.
¡Por ti, por mi, por nuestras generaciones, por el privilegio de ser mujer!
2 Comments
Bravo por esta columna. He sido privilegiada como mujer pero reconozco que hace falta mucho más trabajo para ayudar a millones de mujeres alrededor del mundo. Sin embargo, creo que el camino sea negando la feminidad. Tampoco quitando la dignidad ni la vida de otros alcazaremos plenamente la igualdad. Ser madre y esposa no debería NUNCA ser la razón para decirle a una mujer que no ha cumplido o no puede realizar un proyecto de vida. Estar a cargo de una familia, parcial o totalmente, será SIEMPRE uno de los mejores trabajos profesionales de una MUJER y un gran legado para la sociedad.
Gracias por plasmar en estas palabras el sentir de muchísimas mujeres guatemaltecas. Somos pro mujer y es un privilegio en el hoy y ahora seguir con ese legado de mujeres que soñaron con esos cambios.