Este artículo pertenece a #BuzónDeMamá; una serie de reflexiones escritas por madres para madres sobre lo que significa tan loable labor.
Cuando me pidieron escribir sobre “cómo ser madre y lo que significa”, mi primera reacción fue pensar que no era la indicada para hacerlo, habiendo tantas mamás con más experiencia al tener más hijos o años de experiencia que yo.
Pero aquí estoy tratando de contarles un poco, aunque la realidad es que hay tantos tipos de mamás como mamás hay en el mundo.
Lo que me decidió a hacerlo es que no importa si hay uno, cuatro, siete hijos; cada uno es único y una madre en su esencia es la misma para todos, pero única para cada uno de ellos.
Creo que lo primero que hay que realizar es que no hay escuela para ser mamá, no hay estudios, si existen herramientas que pueden ayudar, conocer las características de las etapas del desarrollo que se encuentran los hijos, experiencias de otras mamás, pero al ser cada individuo único es muy difícil adaptarse en un cien por ciento. Por ello la mejor escuela para ser mamá siempre será la propia experiencia, esa que incluye que se cometan errores pero que sabe que lo importante es aprender a reconocerlos, superarlos y que los hijos se den cuenta de esa lucha constante.
Madre es aquella mujer que se olvida de sí misma y pone en primer lugar las necesidades de sus hijos. Es la que pone el despertador para saber que su adolescente llegó a la casa a la hora indicada, aunque después no pueda concebir el sueño.
Madre es la que después de un día cansado de mucho trabajo llega al hogar a ver que todo esté en orden y la que ayuda a finalizar las discusiones de los hijos enseñándoles que el ganador es el que pone fin al pleito.
Madre es la que educa y cumple con lo indicado sabiendo que mientras más cuesta, más sabrá que está en lo correcto. Y así muchas cosas más que podemos seguir describiendo, lo importante es poder adaptarse a cada hijo y a cada necesidad.
Tengo un consejo que me dieron desde hace mucho tiempo: nunca querer ser como otra mamá pues ni una ni otra son iguales y ni unos hijos ni los otros lo son.
Una madre ha de ser esa amiga incondicional de sus hijos sin dejar de ser su mamá. Que sus hijos sepan que cuentan con ella bajo cualquier circunstancia, sin dejar de ocupar su rol de madre. Significa muchas veces saber por adelantado lo que los hijos todavía no han agarrado el coraje para decirnos, y cuando lo hacen, es actuar como que es novedad y sorpresa.
Pero sobre todas las cosas, ser madre significa transmitirles todas nuestras experiencias, sabiduría, principios, valores y por encima de todo la Fe. Educándoles, con el conocimiento que no nos pertenecen y que el día que “vuelen” como nosotras lo hicimos, escojan el camino del bien sabiendo que pueden fallar pero también que pueden corregirse.
Gabriela U de Tefel es madre de tres, publicista y máster en Asesoramiento Familiar. Además es la presidente de la Asociación Sí a la Vida, una de las organizaciones aliadas de AFI.
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