El mundo no es estático, está en constante movimiento, obligando al hombre a replantearse nuevas preguntas y escenarios. Estamos en constante formación, adaptándonos y reeducándonos. En nuestra vida cotidiana redescubrimos y corregimos una y otra vez.
Mi esposo y yo conversamos mucho y, con el tema de la pandemia del COVID-19 y muchos otros eventos que están surgiendo, llegamos a un punto medio en nuestras conversaciones acerca de la cantidad y calidad de la información que estamos recibiendo. ¿Hay “sobre información” o “desinformación”? Y he llegado a la conclusión que ambas frases son correctas.
La información a la que tenemos acceso gracias al Internet es ilimitada, sin embargo, esa misma accesibilidad descontrolada hace que mucha información veraz pueda llegar a perderse y es ahí donde debemos recurrir a la orientación efectiva.
Orientar no es sinónimo de imponer. La orientación se recibe desde temprana edad para que, como individuos libres, nos podamos desarrollar de forma plena e íntegra.
Haciendo énfasis en la salud, nadie más que nosotros puede determinar si algo no anda bien con nuestro organismo y por ello, en teoría, deberíamos de recurrir a expertos en la salud. Sí, el Internet está al alcance de todos, sí, aún se confía en las famosas recetas antiguas de la abuelita o la recomendación de la vecina y no digo que no pueden llegar a ser efectivas, pero sin acudir a un especialista el problema puede agravarse y traer secuelas deteriorando el estilo de vida de la persona.
Es necesario tener un cuidadoso discernimiento cuando de tu salud se trata y la confianza que vas a depositar en alguien o la información que buscas. El conocer el lenguaje de tu cuerpo es el primer paso para acudir a una atención especializada y no tienes por qué “casarte” con la primera opinión que se presente. ¡Hay más opciones! ¡Hay alternativas!
La licenciada María González nos habló la semana pasada de la importancia de tener una sana autoestima para poder y saber cuidar de nuestra salud. Amarnos significa también que buscaremos la mejor solución para nosotros. Si bien nos amamos y nos cuidamos, tendremos la confianza en nosotros mismos para poder tomar ese paso firme de buscar tantas alternativas que requiramos hasta encontrar aquella con la que nos sintamos cómodos.
Si sabemos reconocer el valor que tenemos por el simple hecho de ser personas, no solo nos veremos en el deber de respetar nuestro cuerpo y su funcionamiento, si no que nos dirige a buscar esa respuesta que anhelamos escuchar y poner en práctica, aquella que nos respeta como nosotros lo hacemos, aquella que nos da el valor que tenemos, aquella que nos permite realizarnos y trascender.
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