Por Inés Gaytán / AFI Joven.
Hace un tiempo, cuando aún estaba en el colegio, tuve la dicha de toparme con un documental sugerido en una lista de “Los mejores documentales para ver cuando estás aburrido” y yo, siendo una entusiasta de los documentales, dije: veamos qué hay de nuevo. El documental que inmediatamente captó mi atención tenía un nombre inesperado y una imagen de portada bastante fuerte que me hizo sentir mucha tristeza: “Hot girls wanted”. Leí el abstracto, lo vi completo y pensé: lo sabía, no sólo es porno.
El documental seguía las vidas de chicas muy jóvenes, atractivas, comunes y corrientes que, debido a que buscaban escapar de sus comunidades y ser independientes, respondieron a un anuncio en internet: “Hot girls wanted”. Inmediatamente fueron contactadas por una empresa y les ofrecieron empleo en la ciudad con todo pagado: pasajes, hogar, comida, ropa y con la promesa de “ganar dinero fácil y rápido”. Estas chicas aceptaron sin pensarlo dos veces.
La empresa se dedicaba a la elaboración masiva de videos pornográficos. Las chicas, con tal de poder ganar independencia, dejaron que la empresa hiciera con ellas lo que fuera. Les pagaban cantidades excesivas de dinero con tal de dejarse grabar teniendo sexo con adultos, publicar fotos desnudas en internet y teniendo videollamadas privadas con usuarios que podían escoger a la chica de su preferencia. Tuve la dicha de toparme con este documental y lo digo de esta manera ya que, gracias a él, comprendí lo que el mundo de la pornografía realmente es.
La trata y explotación de personas es la esclavitud moderna. En la mayoría de veces, pasa desapercibida y le puede ocurrir a cualquier persona: niño, niña, hombres y mujeres. De acuerdo con la Secretaría Contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas de Guatemala /SVET), se habla de trata y explotación sexual cuando “una tercera persona o personas se encuentran beneficiándose de la prostitución de alguien más a través de la promoción, facilitación o favorecimiento de la prostitución o la remuneración por estas acciones”.
La mayoría de víctimas de estas son personas secuestradas, vendidas y cambiadas por dinero o personas que encontraron esta “salida fácil” de sus problemas, como en el caso de las chicas del documental. Algunas veces, las víctimas pueden caer en estas redes de explotación por buscar aceptación “amorosa”, empleo o mejor calidad de vida. Pero, ¿qué tipo de calidad de vida encuentran?
La pornografía trata de vender un mundo en el cual la violencia y la explotación sexual de personas es normal y aceptable, ya que “produce placer” y “sólo es porno”. La mayoría de las veces, las víctimas que están siendo explotadas sexualmente y traficadas, también son utilizadas por la industria de la pornografía para fines comerciales. Si esta se considera normal, entonces se está considerando que obligar a una persona a tener sexo con personas mayores o menores en contra de su voluntad, ser víctimas de violación frente a las cámaras y vender sus cuerpos por dinero está bien, cuando claramente no lo está.
De acuerdo a las estadísticas de Enough is Enough, una organización que busca hacer que el Internet sea más seguro y evitar este tipo de actos ilegales, la industria de la pornografía está valorada en alrededor de $97 billones en todo el mundo, de estos, $3 billones pertenecen a la pornografía infantil. Cada día son puestos en Internet, a disposición de todos y a un solo clic, 260 videos pornográficos nuevos. Pero de alguna manera, hoy en día está bien porque “sólo es porno”.
Si queremos luchar contra la explotación y trata de personas, debemos despertar y empezar a comprender que la pornografía es la industria madre de ambas. Hacer conciencia de que cada vez que se ingresa a estos sitios, se está contribuyendo a que se continúe abusando de estas víctimas. Los consumidores de pornografía nunca sabrán en realidad si las personas que están viendo en sus pantallas sabían lo que estaban haciendo o si fueron obligadas a hacerlo. Aun aunque no fueran obligadas, tienen que prestar su cuerpo para generar ganancias y ser tratadas como objetos sexuales en vez de lo que realmente son: personas.
Si esta se considera normal, entonces se está considerando que obligar a una persona a tener sexo con personas mayores o menores en contra de su voluntad, ser víctimas de violación frente a las cámaras y vender sus cuerpos por dinero está bien, cuando claramente no lo está.
“Sólo es porno”. Una frase corta que he escuchado muchas veces, pero siempre me ha dejado en qué pensar. ¿Realmente estas personas saben lo que dicen como excusa para sus acciones? Muchas veces me pregunté esto hasta llegar a la conclusión que no; no conocen realmente la gravedad que tiene decir “sólo es porno”, porque no lo es. No es sólo porno. Es un mundo de esclavitud, de ideas falsas que busca normalizar lo incorrecto y aprovecharse del cuerpo de personas que son víctimas de trata y explotación sexual para satisfacer los sentidos de sus consumidores. No es sólo porno, puede constituir un delito en Guatemala (Art. 191-195 del Código Penal de Guatemala) y en el mundo.
De todas las chicas que el documental seguía, solamente una de ellas logró librarse de este mundo y negocio, seguir adelante con su vida, pero ya nada fue igual para ella porque los recuerdos seguían. El documental logró captar, de primera mano, lo que el mundo de la pornografía realmente es: una red enorme de explotación sexual y trata de personas.
*Se recomienda discreción al ver este documental, ya que presenta escenas fuertes y dolorosas sobre la industria pornográfica. Recomendamos a los lectores revisar las advertencias para padres de familia.
5 Comments
Excelente articulo… hace reflexionar en que al hablar claro del tema podemos dar nuestro grano de arena en contra de este horrible flagelo social y espiritual. Felicidades Ines Gaytan.
Excelente artículo Inés
Buenas tardes
Nunca diste la fuente o donde encontrar ese documental
No, no, no, la pornografía está mal, aunque ésta sea sólo pornografía, no, te estás ajustando a un sistema mediático y perverso, no, no está bien NADA, no, no, esto no puede ser, ni siquiera porque sabe o no sepa, no pueden tener derecho a cambiar de sexo, a elegir tener derecho sobre sus padres; ésto no puede ser, para todo la Interpol puede escuchar llamadas y hasta para rastrear IP’s de máquinas de dónde se generó el envío y la recepción pero simplemente no quieren acabar con esto porque mucha de ésta basura viene de países primermundistas y hasta la Procuradoríade derechos humanos, investiguen.
Buen día Wenses, el artículo habla exactamente de cómo la pornografía contribuye al tráfico de personas y explotación sexual, el titular hace referencia a una frase común, pero equivocada. Si lees el artículo completo, verás a lo que se refiere la autora. Saludos cordiales.