En febrero de este año cumplí un año en mi formación como instructora del Modelo Creighton en Guatemala y han sido meses de intenso aprendizaje y no sólo por la parte académica, sino también por la experiencia de conocer y acompañar a mujeres y parejas de novios y esposos en el reconocimiento de su fertilidad. Es realmente un privilegio “tocar” la vida de tantas personas de manera especial y juntos maravillarnos cuando nos descubrimos “co-creadores” y entendemos cómo la ciencia puede ser cooperativa con los ciclos naturales de nuestro cuerpo.
En una ocasión, mientras daba una sesión introductoria y explicaba el momento de la concepción, dos jóvenes esposos me cuestionaron: ¿En qué momento el alma y el cuerpo se fusionan? y por supuesto, detrás de aquella pregunta se escondían dudas fundamentales sobre la vida humana; por ello, quisiera ahora compartirles lo que en aquella ocasión pude responder a esta joven pareja… a la luz de la ciencia, pero también de la fe.
Lo primero fue presentarles el reciente descubrimiento de la Universidad Northwestern de Chicago, el “Spark of life” que podemos traducir como “la chispa de la vida” y que es, en realidad, un destello de luz. El comunicado oficial, publicado en 2016, lo explica así: “Una impresionante explosión de fuegos artificiales de zinc se produce cuando un óvulo humano es activado por una enzima del esperma y el tamaño de estas “chispas” es una medida directa de la calidad del óvulo y su capacidad para desarrollarse en un embrión.” (news.northwestern.edu)
Ese mismo año, el doctor Michael Guillen, antiguo editor de ciencia de ABC News, ganador de un Emmy y exprofesor de física en Harvard, en su artículo “La chispa de la vida: La ciencia y la Biblia vuelven a encontrarse” publicado por Foxnews.com, relaciona la presencia de luz con una intervención divina en el momento de la concepción: “diminutos destellos de luz que señalan el momento de la concepción humana son evocadoras de una verdad más amplia, de tamaño cósmico, defendida tanto por la ciencia como por la Biblia.
A saber, que la creación del propio universo -la madre de todos los momentos de concepción también estuvo marcada por una explosión de luz.” Así, podemos constatar cómo este importante descubrimiento demuestra que una descarga de zinc al momento de la fecundación confirma el inicio de la vida humana.
Luego debí recurrir a lo expuesto por el Dr. Ramón Lucas Lucas, S.J. en su libro “Explícame la Bioética” en la que nos muestra con mucha claridad que la persona es una unidad inseparable de alma y cuerpo. Es decir, todos tenemos una parte material que es el cuerpo; cuyo inicio está claro y tiene lugar en el cigoto, una vez fusionados el espermatozoide (masculino) y el óvulo (femenino); pero también gozamos de facultades racionales que nos distinguen de otros seres vivos como razonar, articular un lenguaje y comunicarnos, y otras de carácter más profundo como poder hacer juicios de valor, tomar decisiones libremente y amar. Todas estas facultades evocan nuestra realidad espiritual y ésta es “la huella directa de Dios en el hombre”.
Lo maravilloso es que esta nueva vida humana es ¡única, original e irrepetible! Y eso lo demuestra el Dr. Lucas Lucas con cuatro hechos científicos irrefutables. El primero: el cigoto es un organismo nuevo, con 46 cromosomas propios de la especie humana, por lo tanto no es ya ni los gametos (óvulo o espermatozoide) ni una célula más de la madre o del padre porque su genoma es diferente. El segundo hecho es afirmar que es “humano” y se basa en una ley biológica: “de un hombre y una mujer no puede nacer más que un ser humano.” El tercer hecho es que el cigoto es un organismo programado, es decir, en el genoma se encuentra registrada su “programación genética”.
El genoma del nuevo ser está inscrito en su ADN, que es único y singular, y es su patrimonio genético. En otras palabras, “este nuevo ser no es la simple suma de los códigos genéticos de los padres. Es un ser con un proyecto y un programa nuevos, que nunca antes ha existido y que no se repetirá jamás”. En este genoma están determinadas las características de esta persona, “desde su estatura y el color de ojos hasta las enfermedades genéticas a las que estará sujeto”.
Y finalmente, un cuarto hecho: En el embrión, el crecimiento y el desarrollo ocurre de un modo coordinado, continuo y gradual. De allí las etapas y las diferentes características del desarrollo embrionario, que ocurren de forma diferenciada y muy rápido. “A las cinco semanas de su concepción, el embrión humano apenas mide 1cm, pero diversos órganos ya han empezado a tomar forma. A los dos meses, la forma del cuerpo ya está completa. De ahora en adelante no necesitará más que refinar sus funciones y crecer; de los dos a los nueve meses multiplicará 20 veces su estatura y mil veces su peso. El desarrollo continuará después del nacimiento, durante toda su vida.”
A la luz de estos hechos aun podríamos preguntarnos… ¿Cómo un individuo humano podría no ser una persona? A esta pregunta, el Dr. Lucas Lucas responde que “afirmar esta posibilidad significaría decir que algunos seres humanos son personas mientras que otros no lo son” y negaríamos la igualdad entre todos los seres humanos; por lo tanto, “es necesario afirmar que la vida del embrión es vida humana y es persona”. Porque no nos “convertimos” en persona, “somos” persona. Y si alguien, desde el inicio de su existencia no fuera un verdadero ser humano, no podría llegar a serlo más adelante, porque “no se es más o menos persona, no se es pre-persona o pos-persona; o se es persona o no se es persona”.
Ahora, podemos responder en qué momento el alma o la parte espiritual se une a la parte material de una persona… “el origen del alma humana no puede documentarse científicamente pero tampoco puede desmentirse, porque es una realidad espiritual” explica Ramón Lucas Lucas, y por eso, tenemos claro que su origen no es material y tampoco proviene del alma de los padres, porque no es algo que se desprende de ellos; entonces no queda más que “una respuesta, no documentada científicamente, pero sí racionalmente probada: el alma espiritual de cada ser humano es creada directamente por Dios en el momento mismo desde su concepción.”
Volvemos ahora a nuestra reflexión inicial, donde el llamado a la vida de cada uno de nosotros ha sido marcado por un destello de luz; es brillante la comparación que hace el Dr. Guillen de la vida humana con la creación de las estrellas; las cuales, según las teorías de la inflación y del Big Bang surgen de una fusión de átomos de hidrógeno y generan un destello de luz.
“La ciencia (al igual que la Biblia) está de acuerdo en que siempre que interactuamos con la luz, lo hacemos con algo que está en este mundo, pero que no es de este mundo. Los principales encuentros con lo divino son aquellos casos en los que la luz hace apariciones abruptas que llaman la atención. Como un momento de la creación en el que surge de repente algo verdaderamente especial que no existía antes, ya sea un embrión humano, una estrella o un universo entero.”
Es aquí donde cobra sentido afirmar que toda persona tiene un valor y una dignidad absoluta, desde el momento de su concepción, porque no habrá nadie que pueda reemplazarlo, porque cada uno de nosotros es único e irrepetible y porque somos creaturas de Dios, que en su locura de amor ha hecho al hombre y a la mujer co-creadores, por eso cada vida es un regalo invaluable. “El concepto de persona expresa lo más perfecto que hay en toda la creación” dirá Ramón Lucas Lucas.
En este contexto, cada 25 de marzo celebramos el día del niño por nacer, una fiesta para la Iglesia Católica, en la que agradecemos el Si de María y el amor infinito de Dios, que se hace hombre para nuestra salvación en la Encarnanción. A la luz de estas reflexiones y haciendo eco de las palabras de San Juan Pablo II pedimos porque “esta celebración del ‘Día del niño por nacer’ favorezca una opción positiva en favor de la vida y del desarrollo de una cultura orientada en este sentido, que asegure la promoción de la dignidad humana en todas las situaciones”. Y esta fiesta es tan grande que no es exclusiva de ninguna religión, todo el mundo se une a ella.
Cada ser humano, en el vientre de su madre, es una persona, un ser inocente, débil, sin voz y confiado totalmente a la protección y cuidado de su madre, que necesita del amor de su padre y ser acogido por su familia. ¡Velemos porque su luz brille y nos ilumine durante toda su vida!
Fuentes:
Lucas, R. “Explícame la bioética. Guía explicativa de los temas más controvertidos sobre la vida humana”. Editorial Palabra, Colección Edu.com, 4ta edición. Madrid, España, 2013. 224 pág. https://www.foxnews.com/opinion/the-spark-of-life-science-and-the-bible-meet-again
https://news.northwestern.edu/stories/2016/04/radiant-zinc-fireworks-reveal-quality-of-human-egg
https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-25-de-marzo-dia-del-nino-por-nacer-69285
One Comment
Bello articulo!! Felicitaciones nos hace entender mejor y celebrar a Dios por tan grande sabiduría que no alcanzamos a comprender!