Desde hace 18 años, la eutanasia es legal en Bélgica y las cifras concretas indican que, con su legalización, el número de eutanasias ha ido en aumento desde 24 en 2002 a 2655 en 2019, según un artículo del Observatorio de Bioética Instituto Ciencias de la Vida de la Universidad Católica de Valencia.
Esto supone que en este tiempo, se han llevado a cabo más de 20.000 eutanasias. En estos datos cabe destacar que en 2019, 450 personas eutanasiadas fueron víctimas de eutanasias involuntarias.
Con una ley más detallada y amplia que Holanda, su «competidor» en el negocio, sus cifras no paran de crecer, siempre bajo la respetabilidad que da disfrazarlas con bata blanca.
Lo que era un tabú prohibido siempre a los médicos por el juramento hipocrático, ahora es en este país, rico pero envejecido, un trámite banal. Los supuestos controles superestrictos… ¿cuán estrictos son, si permiten que se triplique la demanda?
Esta es la cronología por años:
- Año 2002: se legaliza la eutanasia, 24 eutanasias
- Año 2003: 234
- Año 2010: 954
- Año 2011: 1.133
- Año 2012: 1.432
- Año 2013: 1.816
- Año 2014: 1.928
- Año 2015: 2.022
- Año 2016: 2.028
- Año 2017: 2.309
- Año 2018: 2.357
- Años 2019: 2.655
En un país acomodado de 11 millones de habitantes, medicina del siglo XXI, tecnología y sistema social avanzado… y en 10 años han pasado de matar 900 personas al año con eutanasia a matar casi 2.700. Es decir, el matar enfermos se multiplica por 3 entre 2010 y 2020. Y las cifras, en realidad, son falsas, porque muchas otras eutanasias no se notifican.
Además, se sabe que en 2019 al menos unos 450 eliminados (un 17%) no eran personas en estado terminal, es decir, no tenían enfermedades que les estuvieran acercando rápidamente a la muerte. Eso, en las cifras oficiales. Cabe suponer que en las eutanasias no declaradas hubiera muchos más.
Maestro de enfermeros denuncia la pendiente resbaladiza
Una de las voces que denuncia la pendiente resbaladiza de la eutanasia en Bélgica es Eric Vermeer, profesor de enfermeros, psicoterapeuta y especialista en cuidados paliativos y psiquiatría. Es muy interesante su aportación en el libro de expertos y testimonios Eutanasia, lo que el decorado esconde, recientemente publicado en español por Ediciones Sígueme. Este libro recoge las experiencias (y los maquillajes) del país más eutanasiador del mundo.
Vermeer conoce de cerca el dolor y a los enfermos en su vulnerabilidad.
«Como enfermero trabajé durante más de veinte años en el servicio de oncología y después en servicios paliativos. Docente y psicoterapeuta desde hace diez años, tengo la suerte de continuar trabajando con estudiantes de enfermería en servicios de cuidados paliativos y de psiquiatría, así como supervisando equipos de cuidados. Ético de formación, pertenezco a un comité de ética en un hospital neuropsiquiátrico. Estas ocupaciones me dan el impagable privilegio de encontrarme con pacientes al final de la vida o que sufren trastornos psíquicos, así como con personal sanitario y estudiantes que se enfrentan a situaciones difíciles, y, a la vez, el de revisar, en el comité de ética, situaciones clínicas de gran sufrimiento», explica.
Un estudio muestra que la mitad de las eutanasias no se declaran
La ley de 2002 despenalizaba la eutanasia para hacerla visible. Pero la realidad es que han aumentado las eutanasias legales y las «alegales». En 2007 el British Medical Journal hizo un estudio al respecto titulado Reporting of euthanasia in medical practice in Flanders, Belgium, mostrando que sólo se declaran la mitad de los casos reales. Nadie lo refutó ni desautorizó y desde entonces no ha cambiado nada.
Eric Vermeer dice que a nadie le asombra: «va acompañada de emociones fuertes y de decisiones que a menudo se toman en caliente. Hace 5 años un médico llegó incluso a decir en el Senado que hacía mucho que él ya no declaraba las eutanasias y que no llamaba a otro colega para validar la petición de eutanasia como estipula le ley».
Vermeer se refiere al doctor Marc Cosyns, que así lo declaró en 2013 en una comisión de asuntos sociales y de justicia del Senado belga. No era un «siniestro personaje ilegal», sino un profesor de la universidad de Gante sin ningún reparo.
Con más de 20.000 casos de eutanasia legal declarados desde 2002, los supuestos «controles estrictos» llevaron sólo 2 casos conflictivos a los tribunales en 18 años. Los «controles» los realizan médicos eutanasiadores y partidarios de esta práctica. Lo que está claro es que los usuarios (es decir, los muertos) no se quejan tras el «servicio».
Los médicos belgas son muy ignorantes en cuidados paliativos
Vermeer denuncia que desde 2002 muchos médicos belgas han sido formados en cursos holandeses sobre eutanasia… y en cambio no han aprendido casi nada sobre paliativos y tratamiento del dolor. Esa generación mal formada, enseguida acude a la eutanasia. Al médico le duele (incluso en su orgullo profesional) ver que no sabe aportar más al enfermo… y su solución es favorecer librarse del molesto enfermo.
Los expertos que sí saben de paliativos dicen que el 95% de todos los dolores pueden ser aliviados… y, sin embargo, por dejadez, ignorancia, tacañería o cultura eutanásica un 65% de pacientes sigue muriendo entre dolores.
Artículo publicado originalmente en los sitios del Observatorio de Bioética y la Asociación Nacional para la Defensa al derecho a la objeción de conciencia
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