Columna :::el laberinto del fauno:::
El condón es una ruleta rusa.
No sé quién fue el ingenioso de instituir el Día Internacional del Condón un día antes del Día del Cariño. Lo cierto es que me parece que la relación más que creativa, ha sido desafortunada. Infortunio que trae negativas consecuencias para nuestra juventud.
Entiendo que quien lo promueve lo hace con el fin de frenar el contagio del SIDA, o al menos eso afirmaron en una entrevista en Canal Antigua. Pero, contradictoriamente, el índice de personas con VIH ha aumentado significativamente. Razón por la que la relación entre estos tres elementos -condón, cariño, VIH- parece arbitraria y sobre todo, peligrosa. Es más, parece que el SIDA fue nada más una excusa para promover el reparto indiscriminado de los condones.
El discurso imperante de muchos sectores es que hay que garantizar a los jóvenes el acceso a los preservativos. Es vergonzoso realmente, que haya dinero para repartir 80,000 preservativos al mes; pero haya que rascar las ollas para cubrir las necesidades de los programas educativos y alimenticios. Y esta mala distribución de los recursos es responsabilidad no solo del gobierno si no también de agencias internacionales que, sin ningún escrúpulo, facilitan millones de dólares para promover que nuestros jóvenes tengan con que “protegerse”.
El condón es un engaño en sí mismo. Pero cuando se une con el cariño, con el amor entre novios, entonces es una mentira brutal. El condón no protege de nada. Lo único que hace es abrir puertas. Y por esas puertas, nuestros jóvenes están caminando a un sexo irresponsable, a una maternidad temprana, a enfermedades de transmisión sexual y a una visión caricaturesca y hedonista del amor. El condón es una ruleta rusa.
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