¿Quién es la mujer? ¿Es hija, madre, esposa, patriota, política, hermana, pensadora, trabajadora? El desafío de este mundo cambiante hace esta pregunta y cada mujer es llamada a responder.
Declaración de World Youth Alliance, traducida al español.
Declaración de World Youth Alliance, traducida al español.
Los jóvenes de diferentes naciones, culturas, religiones y etnias creemos que cada persona está dotada de una dignidad intrínseca e inalienable que comienza en la concepción y se extiende a la muerte natural. Esta dignidad es inviolable y no cambia independientemente de las circunstancias de la vida. Es la base de los derechos humanos.
Creemos que la libertad de la persona humana es más plena y correctamente vivida mediante el don de nosotros mismos hacia los demás. En el acto del don de sí, la persona humana responde a la pregunta: “¿Quién soy yo?” A través de la experiencia del amor.
Igual en dignidad, y en una forma que es complementaria al hombre, la mujer es única en su capacidad de amar y así puede experimentar la libertad de una manera radical a través del don de sí misma.
En la maternidad, que es una continua invitación al don de sí, la mujer desarrolla la sociedad a través de la transmisión de la vida.
La mujer recuerda a los seres humanos su humanidad en un profundo reconocimiento de la dignidad de cada persona. La mujer es la auténtica arquitecta de la paz, desde la célula más básica de la sociedad hasta los niveles más altos de política y toma de decisiones, construyendo condiciones en las que se da a las personas la oportunidad de vivir de acuerdo con su dignidad.
Los talentos de la mujer fomentan y preservan la belleza de cada cultura. Cuando la mujer ejerce un papel clave en la construcción, el diseño y la protección de las sociedades, su participación enriquece y sostiene la cultura para sí misma, su familia y la comunidad, y para todas las generaciones a seguir.
A través del don de sí, cada aspecto de la vida de la mujer se enriquece y se transforma, y la sociedad a su vez se transforma en todos los niveles.
Creemos que la libertad de la persona humana es más plena y correctamente vivida mediante el don de nosotros mismos hacia los demás. En el acto del don de sí, la persona humana responde a la pregunta: “¿Quién soy yo?” A través de la experiencia del amor.
Igual en dignidad, y en una forma que es complementaria al hombre, la mujer es única en su capacidad de amar y así puede experimentar la libertad de una manera radical a través del don de sí misma.
En la maternidad, que es una continua invitación al don de sí, la mujer desarrolla la sociedad a través de la transmisión de la vida.
La mujer recuerda a los seres humanos su humanidad en un profundo reconocimiento de la dignidad de cada persona. La mujer es la auténtica arquitecta de la paz, desde la célula más básica de la sociedad hasta los niveles más altos de política y toma de decisiones, construyendo condiciones en las que se da a las personas la oportunidad de vivir de acuerdo con su dignidad.
Los talentos de la mujer fomentan y preservan la belleza de cada cultura. Cuando la mujer ejerce un papel clave en la construcción, el diseño y la protección de las sociedades, su participación enriquece y sostiene la cultura para sí misma, su familia y la comunidad, y para todas las generaciones a seguir.
A través del don de sí, cada aspecto de la vida de la mujer se enriquece y se transforma, y la sociedad a su vez se transforma en todos los niveles.
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