A todos nos gustan las historias con un final feliz, en las que aunque se atraviesen tiempos difíciles, después del esfuerzo y dedicación se logra salir adelante.
Por Beatriz Cordón.
Por Beatriz Cordón.
¿Por qué universalmente reconocemos que las historias de victoria con el trayecto que parecía imposible son las más emocionantes? Quizá porque todos sabemos que todo lo que vale la pena requiere sacrificio. Aunque el sacrificio de Lianna Rebolledo sin duda es inmedible, su historia también tiene un final feliz, un final esperanzador que nos demuestra que el amor es la única cura ante la violencia y el dolor.
Lianna visitó Guatemala para compartir su testimonio en el VII Congreso Internacional Provida Generación Vida, una historia de fortaleza que dejó a muchos entre lagrimas y a todos de pie para ovacionarla por su valentía al abrazar la vida después de haber sido víctima de una brutal violación a los 12 años de edad y resultar embarazada. Una realidad inimaginable, en la que tuvo que afrontar problemas de adulto cuando era tan solo una niña.
La violencia sexual es un problema serio. Una violación es un acto detestable, que deja huellas profundísimas, ¿qué pasa si además quedas embarazada?, ¿por qué no abortar si has concebido en estas terribles circunstancias? La respuesta es sencilla para Lianna, “la violencia no se sana con más violencia“.
“La primera “solución” que me plantearon fue el aborto. Me cuestione si abortar iba ayudarme a olvidar o eliminar la violación y la respuesta obviamente es que no”, declaró, dejándonos mucho que meditar.
Su testimonio -en el que relata episodios del estrés post traumático y como había decidido quitarse la vida después de la violación, que la llevó al hospital donde determinaron que tenía 7 semanas de embarazo- evidencia las consecuencias devastadoras que una violación puede causar y que deben ser atendidas. Pero también muestra claramente cómo la decisión de no abortar puede ayudar en el proceso de sanación. “En ese momento me di cuenta que había alguien más que necesitaba de mi amor. Fue mi bebé quien me devolvió la vida a mi”, expresó entre los aplausos del público.
“Mi hija no es un producto de una violación, sino fruto de mi amor por ella” declaró. Ella llego al punto de sentirse que no tenía una razón por la cual vivir, hasta que escucho los latidos del corazón de su bebe por primera vez.
Lianna se ha dedicado a romper tabús, desmiente ideas que hoy en día quieren hacer ver cómo realidades, entre ellas “que las mujeres víctimas de violación somos las que buscamos el aborto. Eso es totalmente falso. En Estados Unidos menos del 1% de las embarazadas por violación abortan. Las clínicas están llenas de jovencitas y niñas angustiadas. Los abortorios se lucran de dolor y desesperación de las mujeres.”
Cuando una mujer decide someterse a un aborto lo hace porque siente que no tiene otra opción, ¡Que ironía declarar que el aborto empodera a la mujer, convenciéndola que para conseguir sus metas la única alternativa que tiene es terminar con la vida de su hijo! Más aún sin explicarle las posibles consecuencias físicas que ocurren en cualquier “clínica” “segura” todos los días, pero además después abandonándolas al síndrome post aborto.
Escuchamos demasiado a menudo sobre casos de abuso y violencia sexual y siempre pensamos que a cualquiera le puede pasar, pero alguna vez te preguntaste ¿Y que si me pasara a mí? ¿Podrías ser tan valiente como lo fue esta niña de 12 años? Gracias de Dios, seguramente nunca llegue a pasarte, pero ¿cómo apoyar a alguien en una situación similar? ¿Qué podemos hacer para ayudar? Yo empezaría por informar.
Actualmente Lianna es una de las principales promotoras de la defensa de la vida en toda Latinoamérica. Fundo la asociación Loving Life que se encarga de apoyar a las mujeres embarazadas a seguir adelante con sus embarazos en circunstancias difíciles. Enseña por experiencia, es el ejemplo que demuestra cómo una situación tan difícil cómo el dolor, la soledad, las dificultades económicas o falta de estudios, no son excusa para rechazar la vida. Ahora puede disfrutar de ver a su hija como una mujer exitosa, gracias a su esfuerzo y amor.
Lianna visitó Guatemala para compartir su testimonio en el VII Congreso Internacional Provida Generación Vida, una historia de fortaleza que dejó a muchos entre lagrimas y a todos de pie para ovacionarla por su valentía al abrazar la vida después de haber sido víctima de una brutal violación a los 12 años de edad y resultar embarazada. Una realidad inimaginable, en la que tuvo que afrontar problemas de adulto cuando era tan solo una niña.
La violencia sexual es un problema serio. Una violación es un acto detestable, que deja huellas profundísimas, ¿qué pasa si además quedas embarazada?, ¿por qué no abortar si has concebido en estas terribles circunstancias? La respuesta es sencilla para Lianna, “la violencia no se sana con más violencia“.
“La primera “solución” que me plantearon fue el aborto. Me cuestione si abortar iba ayudarme a olvidar o eliminar la violación y la respuesta obviamente es que no”, declaró, dejándonos mucho que meditar.
Su testimonio -en el que relata episodios del estrés post traumático y como había decidido quitarse la vida después de la violación, que la llevó al hospital donde determinaron que tenía 7 semanas de embarazo- evidencia las consecuencias devastadoras que una violación puede causar y que deben ser atendidas. Pero también muestra claramente cómo la decisión de no abortar puede ayudar en el proceso de sanación. “En ese momento me di cuenta que había alguien más que necesitaba de mi amor. Fue mi bebé quien me devolvió la vida a mi”, expresó entre los aplausos del público.
“Mi hija no es un producto de una violación, sino fruto de mi amor por ella” declaró. Ella llego al punto de sentirse que no tenía una razón por la cual vivir, hasta que escucho los latidos del corazón de su bebe por primera vez.
Lianna se ha dedicado a romper tabús, desmiente ideas que hoy en día quieren hacer ver cómo realidades, entre ellas “que las mujeres víctimas de violación somos las que buscamos el aborto. Eso es totalmente falso. En Estados Unidos menos del 1% de las embarazadas por violación abortan. Las clínicas están llenas de jovencitas y niñas angustiadas. Los abortorios se lucran de dolor y desesperación de las mujeres.”
Cuando una mujer decide someterse a un aborto lo hace porque siente que no tiene otra opción, ¡Que ironía declarar que el aborto empodera a la mujer, convenciéndola que para conseguir sus metas la única alternativa que tiene es terminar con la vida de su hijo! Más aún sin explicarle las posibles consecuencias físicas que ocurren en cualquier “clínica” “segura” todos los días, pero además después abandonándolas al síndrome post aborto.
Escuchamos demasiado a menudo sobre casos de abuso y violencia sexual y siempre pensamos que a cualquiera le puede pasar, pero alguna vez te preguntaste ¿Y que si me pasara a mí? ¿Podrías ser tan valiente como lo fue esta niña de 12 años? Gracias de Dios, seguramente nunca llegue a pasarte, pero ¿cómo apoyar a alguien en una situación similar? ¿Qué podemos hacer para ayudar? Yo empezaría por informar.
Actualmente Lianna es una de las principales promotoras de la defensa de la vida en toda Latinoamérica. Fundo la asociación Loving Life que se encarga de apoyar a las mujeres embarazadas a seguir adelante con sus embarazos en circunstancias difíciles. Enseña por experiencia, es el ejemplo que demuestra cómo una situación tan difícil cómo el dolor, la soledad, las dificultades económicas o falta de estudios, no son excusa para rechazar la vida. Ahora puede disfrutar de ver a su hija como una mujer exitosa, gracias a su esfuerzo y amor.
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