El Superpoder de esperar.

Me atrevo a decir “súper poder” porque en estos tiempos confusos pareciera que es imposible esperar, tenemos todo al alcance de un “clic” y no hay que esperar ni a encender la computadora porque ¿adivina qué? el Smartphone siempre está encendido.
 
Nota del autor: Decidí escribir este artículo en anonimato pues estaría exponiendo algunas situaciones privadas no solo personales sino también de otros de mis seres queridos, por lo que he omitido nombres para ser lo mas honesta posible. 
Hace unos días, compartía un café con una amiga de infancia que con bastante desánimo me explicaba algunas de sus reflexiones, saliendo de una relación bastante tóxica que la había consumido durante años.  En pocas palabras me dijo lo siguiente: “He intentado sanar heridas de la manera equivocada, después de mi primer novio -que le fue infiel y a quién se entregó desde los 18- quedé muy dolida, y con los demás chavos con los que salí, cuando estaba teniendo relaciones sexuales, me sentía de alguna manera querida o apreciada, pero tan pronto se iban, me volvía a sentir vacía y enojada con migo misma por no ser mas fuerte. Lo peor es que a pesar de estar consciente del problema, seguía anhelando ese tipo de atención.”
 
Me contaba con cierto enojo, que se intentaba convencer que era capaz de tener relaciones sin compromiso, sin sentimientos, “Pero en el fondo estaba buscando amor, y en esta confusión caí en una relación que me llevó tan lejos como a abandonar todas las cosas en las que creía y enfocarme completamente en complacer a un hombre que solo me usaba a su antojo”. Me asombro su franqueza y sinceridad y me dejó recapacitando sobre mis vivencias propias.
 
Siempre supe que quería esperar hasta el matrimonio, pero seré la primera en admitir que la carne es flaca y no es labor sencilla. Tuve varios novios y podría decir que alguno lo quise mucho, pero sabía que yo valía mas que una noche de placer –o varias con un tipo al que no volvería a ver después de que dejáramos de ser novios- y que si mi novio me quería lo suficiente, me esperaría también. Y aunque siempre había oído con un poco de rebote, la frase “guardarme para mi esposo”, cuando lo conocí, tomó un significado diferente.
 
Este amor y seguridad que con el noviazgo cultivamos, no puedo negarlo, me hizo la lucha mucho mas difícil, porque sabía que lo había encontrado. Con sus acciones me demostró desde el principio que me atesoraba, que quería cuidarme y respetarme. Agradezco infinitamente que por ese amor tan profundo el también decidió esperar conmigo a nuestra noche de bodas, aceptó mis límites e incluso decidió poner algunos propios, fue paciente, y no podría decirlo con mas seguridad, lo haría igual mil veces.
¿Porqué? Se preguntarán, ¿Si ya estabas segura de haberlo encontrado porqué esperar? Pues porque se que valgo mas que un “ojalá sea para siempre” y él también. Porque lo que vale más, cuesta más y nuestro amor merecía ese esfuerzo.
 
Porque nos ayudó a conocernos mas a profundidad en otras áreas sin la interferencia de nuestras hormonas, a reforzar nuestra comunicación, a demostrar nuestro amor en otras formas, a prepararnos para los pequeños sacrificios necesarios en el matrimonio. Y cuando llegó el momento, lo atesoramos como lo que realmente vale, me cuidó, y nos unió como nunca lo hubiera imaginado.
 
Y es que el sexo no es bueno, ¡es buenísimo! pero cuando es por amor, pleno y con entrega por ambos. Lamentablemente vivimos en una sociedad donde más que exaltar el valor del sexo, se le ha degradado a un objeto más de consumo, le colgamos una etiqueta de “use y tire” y ahora la “gana” le gana a todo y el placer es la prioridad.  
 
¡Nos domina el deseo! ¿O la presión del novio? Mas bien, la presión social que ha cambiado la finalidad de la sexualidad, reduciéndolo a un instinto o desahogo. La ha reducido, quitándole el significado de entrega, para amar y construir. De ahí nacen tantas inseguridades y cariños malentendidos y por consecuencia, muchos matrimonios insatisfechos.
 
Como enuncié arriba, seré la primera en admitir que no es tarea fácil, que aún en la mujer el instinto sexual es fuerte, pero esperar no significa despreciar la sexualidad, significa en cambio reconocer que es maravillosa, la apertura mas profunda al otro, una entrega sin límites, de acuerdo al compromiso y buscando una unión sin miedos, un amor que dura, que protege y que se trabaja. Y esto no solo lo digo yo, lo dice también la ciencia.
 
Encuestas representativas en EEUU revelaron que jóvenes que tenían relaciones sexuales durante el noviazgo declararon habilidades inferiores en la resolución de conflictos y comunicación y una mayor dificultad para terminar relaciones tóxicas o en las que alguno de los dos se sentía inconforme.
 
Según el último estudio por Dean Busby publicado en el Journal of Family Psicology sobre el tema, se determinó que las parejas que esperaron mas tiempo para tener relaciones sexuales obtuvieron mejores resultados en todos los sentidos que los que no. Pero adicionalmente, aquellos que esperaron hasta casarse obtuvieron:

  • 20% mayor estabilidad durante el matrimonio
  • 22% mayor satisfacción en su relación sentimental.
  • 15% mayor satisfacción en la calidad de los encuentros sexuales.
  • 12% mejor comunicación.

 
¿Quieres lo mejor para ti y tu futuro matrimonio? ¡Espera! Porque decidir que quieres romper este importantísimo compromiso puedes hacerlo cuando quieras, pero nunca podrás volver atrás.

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