Por Estela Colorado / AFI Joven.
La violación es uno de los delitos más graves que se cometen en la actualidad. Además de tener que vivir con el hecho de haber sido sexualmente abusada, esto siempre implica difíciles consecuencias, unas más que otras. Las violaciones son un flagelo que la sociedad debe de resolver, pues es un acto impuro, repugnante y degradante para la persona, donde se quebranta no solo el cuerpo de la persona, sino también su dignidad.
En el caso de la mujer, este acto puede implicar el embarazo, aunque las probabilidades de eso son muy pocas. Un estudio hecho en Estados Unidos en 1982 por David C. Reardon afirmó que aproximadamente 78,000 casos de violaciones fueron reportados y solamente el 1% de las víctimas resultaron embarazadas. En tres estudios se comprobó que un gran porcentaje (39, 48 y 54%) de las víctimas no habían estado expuestas a la esperma durante la violación.
Otra razón por la que los embarazos son raros en estas situaciones es por la temporal infertilidad de la víctima, ya que esta puede ser naturalmente estéril por diversas causas como la edad, el 43% de ellas se localizaba en esta categoría. También la víctima pudo haber tomado anticonceptivos o factores similares; el 20% se encontraba acá. Asimismo, se encuentran víctimas con un estrés de infertilidad temporal, causado claramente por un estrés severo. El ciclo menstrual, que es regulado por las hormonas, puede cambiar muy fácilmente. El estrés emocional puede demorar la ovulación o adelantar la menstruación, en efecto, es difícil que un embarazo se dé.
Sin embargo, los casos de embarazos por violación han aumentado con el transcurso del tiempo y es un tema que debe de solucionarse lo más pronto posible. Hoy en día, el aborto es considerado la solución para las mujeres que no desean continuar su embarazo, especialmente cuando se trata de un embarazo por violación, donde se ven obligadas a hacer algo que no necesariamente quieran o estén preparadas para hacerlo.
Es fundamental destacar que el embarazo es únicamente la consecuencia, el efecto del verdadero problema y las cosas nunca podrán solucionarse atacando al resultado del acto. Las cosas se resuelven cuando se conocen por las causas y el origen del problema. El verdadero problema se encuentra en los individuos que cometieron el acto y, de cierta forma, el aborto es una venganza que la mujer toma contra el hijo al no poder hacer nada contra el abusador. ¿Desde cuándo las cosas se han podido solucionar con más violencia?
Esta mujer en desesperación necesita comprensión y amor que no encontrará poniéndole fin a la vida de su hijo. La violación no es culpa del bebé y muchos quieren convertirlo en el principal culpable. Como el Papa Francisco dijo: “¿Es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema?”.
Tenemos que empezar a identificar la verdadera raíz de esto y tomar acción, no frente al efecto sino frente a la causa, pues, aunque el aborto fuera legal en todo el mundo, las violaciones continuarían. El aborto nunca podría erradicar el verdadero problema. Este únicamente provocará actitudes negativas en la persona. Tanto la violación como el aborto causan un sentimiento de culpa, baja autoestima, los traumas hacen que en la mente de la mujer surjan más recuerdos constantes de haber sido sexualmente abusada, crea cierto desprecio al sexo masculino, entre otros.
En consecuencia, el aborto solamente destaca el odio, en vez de promover la comprensión interior que la mujer necesita. La elección por la vida, por que nazca el bebé es la elección que derrota la violación, es el bien por encima del mal, es el triunfo del amor sobre el odio. El permitir el nacimiento significa que la mujer está decidida a que ese suceso no va a dirigir su vida y que ella tomará sus propias riendas a través del amor.
Jennifer Christie es un gran ejemplo que vence al odio y a la violencia. Jennifer se encontraba de viaje por cuestiones laborales y más tarde, al regresar de sus oficios, fue a su hotel, donde un hombre la persiguió hasta su cuarto y la violó. El hombre creyéndola por muerta la dejo. Más adelante, Jennifer se encontraba gravemente herida y en las próximas semanas se daría cuenta que estaba embarazada. Preocupada por lo que su esposo diría, le contó con un gran temor. Sin embargo, el esposo respondió de una forma optimista que motivo a Jennifer a quedarse con el bebé. El esposo le dijo que el niño era una consecuencia increíble de un acto horrible.
Cuando fueron al doctor para ver por primera vez al bebé Jennifer indica que finalmente sintió paz y esperanza después de todo lo sucedido. Desde entonces, ella forma parte del movimiento ProVida porque cree que el aborto no es el apoyo que una mujer necesita, especialmente en estos casos. Ella considera que la única manera de superar la violación es apreciando el regalo de la vida, “lo que hace el niño…es un camino hacia la curación, ya sea que uno críe al niño o lo dé en adopción”. Significa “ser capaz de proteger a alguien cuando uno no pudo protegerse a sí mismo”.
No se trata de obligar a nadie a ser madre, sino como Jennifer dijo, se trata de proteger una vida inocente. Es comprensible que una mujer violada no quiera al bebé y busque alternativas para remediar la situación, pues las circunstancias son muy difíciles, pero hay opciones que pueden beneficiar tanto a la madre como al bebé. La adopción es una de ellas, en caso de no querer al bebé, está dispuesta a encontrarle un hogar y familia al niño que tanto se lo merece y le permite a la víctima regresar a su vida ordinaria para poder arreglar sus conflictos interiores.
Varios argumentan que es mejor no dejar nacer al niño porque puede ser que la vida de este resulte en sufrimiento y dolor, lo que sería bastante “egoísta” por parte de la mamá. Sin embargo, no se puede decidir algo a base de las suposiciones. ¿Qué pasa si la adopción le brinda un buen hogar al bebé? ¿Qué tal si su vida resulta diferente a lo que muchos dicen? Algo es claro, permitirle al niño que nazca es permitirle que algún día él mismo cree su propio futuro y destino, a pesar de las dificultades con las que se tenga que enfrentar. Permitirle su nacimiento es valorar su derecho de vivir. Permitirle su nacimiento no es egoísmo, es amor.
Definitivamente, la violación no es una situación fácil de superar y debemos de unirnos para acabar con este problema. Sin embargo, en caso de que la violación resulte en un embarazo y se busque “remediar” la situación mediante el aborto, causaría otro problema, sin solucionar nada, porque el aborto provoca en mayor grado las conductas negativas en la víctima, promueve el odio en lugar de la comprensión que la mujer necesita y por ser el embarazo el efecto del acto, el aborto no resuelve absolutamente nada.
El sufrimiento de la mujer nunca desaparecerá abortando y más importante aún, no desaparecerá cuando una vida inocente se pierde.
Referencias
Facultad de Medicina y Salud UCC. (13 de abril de 2018). UCC. Obtenido de https://www.ucc.edu.ar/noticiasucc/sindrome-post-aborto/#:~:text=El%20S%C3%ADndrome%20Post%20Aborto%20se,y%20d etractores%20en%20igual%20medida.
Redacción ACI Prensa. (2015). aciprensa. Obtenido de https://www.aciprensa.com/recursos/aborto-y-violacion-lo-que-muestran-los estudios-27
Redacción ACI Prensa. (31 de marzo de 2019 ). Aciprensa. Obtenido de https://www.aciprensa.com/noticias/el-papa-sobre-aborto-por-violacion-es- justo-pagar-un-sicario-para-resolver-un-problema-57350
WATSON, R. J. (6 de enero de 2020). La gran época . Obtenido de https://es.theepochtimes.com/madre-que-fue-violada-decide-proteger-a-su- hijo-nadie-tocara-a-este-bebe_590034.html
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