Explotación y trabajo infantil: no es cosa de niños

Por: Diana Moya / AFI Joven

Hace poco vi un video sobre la preocupación mundial que surgió algunos años atrás por la extracción de cobalto en el Congo (CBS News, 2018). Aunque la minería no es algo nuevo, lo impresionante fue la cantidad de niños involucrados en estas actividades. El cobalto es el elemento principal de las baterías utilizadas para autos eléctricos, teléfonos y computadoras, y el continente africano contiene las mayores reservas. Era una vista devastadora: niños cargando bolsas y cubetas demasiado pesadas para sus cuerpos, sumergidos en lodo hasta la cintura, lavando y clasificando piedras por horas.

Cuando las denuncias y críticas comenzaron a llegar a las grandes compañías que usan las baterías en sus productos, estas prometieron hacer una búsqueda exhaustiva sobre el origen del cobalto y se declararon en contra de la explotación infantil. Un documento oficial y todos felices. Pero ¿es así de simple? Vivimos en un mundo donde se han establecido prioridades. El dinero, poder y egoísmo son conceptos que muchos posicionan por encima de la dignidad ajena sin ningún escrúpulo.

Esta actitud es precisamente una de las bases de la explotación infantil que, según la Organización Internacional del Trabajo, se refiere a “todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico(…) se alude al trabajo que resulta peligroso y perjudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño y que interfiere con su escolarización”.

Añade que estos abusos pueden variar entre trabajos forzados, explotación sexual, reclutamiento militar y esclavitud doméstica. Como parte de las estimaciones que hizo la OIT (2017), millones de niños y niñas son víctimas de trabajo infantil y de maltratos; especialmente en Asia, el Pacífico, África, América Latina y el Caribe. Es un problema que no ha encontrado solución y que es terrible desde cualquier ángulo, pero lo es aún más de la boca de quienes lo han experimentado.

“No tuvimos niñez, teníamos que trabajar para sobrevivir.”

Son las palabras de Ramona, una mujer argentina de 48 años de edad al recordar su experiencia con el trabajo, que comenzó a los 8 años. Su testimonio se recopiló por la OIT en conmemoración del centenario de la Organización en 2019. En él, cuenta que ella y sus hermanos ayudaban a sus padres en la crianza de animales y en la siembra de la huerta familiar.

La razón de su trabajo era típica: “Nuestros padres no tenían trabajo, vivían de lo que producían.” Ninguno de ellos conocía la alegría de tener un juguete en sus manos como los demás niños, sino que todas las horas después de la escuela estaban dedicadas al trabajo arduo.

“Yo creía que yo no era normal, que me faltaba algo.”

Jean-Robert Cadet (proveniente de Haití) compartió, en una entrevista con la OIT (2012), que fue víctima de explotación doméstica, pero, por comenzar a los cuatro años, no se daba cuenta de lo que pasaba y “nunca se le ocurrió que lo que le hacían era malo”. Él siempre pensó que había dos tipos de niños: los que tenían padres y los que no. A estos últimos los llamaba “restavek”, que literalmente significa “que viven en casa”, e incluso pensaba que la única explicación para su situación era que había algo malo en él.

Por eso, él contaba: “Yo creía que yo no era normal, que me faltaba algo, que había algo malo conmigo que me causaba estar en esa situación”. Muchos más niños se encontraban en el mismo contexto y vivían completamente aislados de la sociedad, ocupándose todo el día de las tareas domésticas sin poder asistir a la escuela. Lo que originalmente era un sistema para que los niños vivieran con familiares adinerados y tuvieran mejor educación, se convirtió en una forma de trata y reclutamiento para la explotación doméstica.

“¿Yo qué hago acá?”

En un artículo del periódico El Tiempo (2019), se incluye el testimonio de una joven de Colombia, quien cuenta que su mamá la vendió y explotó sexualmente desde los tres años. Era una mujer que regresaba a casa todos los días bajo el efecto del alcohol y la golpeaba a ella y a sus hermanos. Durante su infancia aprendió a fumar todo tipo de drogas, lo cual en una ocasión le causó una grave hemorragia nasal. Muchas veces intentó razonar con su madre, pero sin éxito, así que escapó de su casa y optó por una vida en las calles, en donde robaba y continuaba consumiendo drogas: “En la mañana robaba y por la noche siempre estaba con mi pipa fumando”; todo esto antes de cumplir diez años.”

En cada una de las etapas de su vida se preguntaba “¿Yo qué hago acá?”, porque no comprendía la razón de lo que estaba pasando. Todo cambió cuando un policía la llevó ante un defensor y, seguido de eso, a una casa de ayuda, donde pudo desahogarse y mejorar gracias a una de las profesoras del lugar, que fue la única que pudo hablar con ella. “No sé por qué ella me dijo cosas que me hicieron reaccionar, me desahogué”.

Muchas de estas historias se mantienen ocultas y sin denunciar. Claramente es un delito, ya que representa una violación no solamente de uno, sino de alrededor de cinco derechos humanos, por mencionar algunos. Según los siguientes artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, redactada en 1948, se establece que:

  • “Art. 4: Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.
  • Art. 5: Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
  • Art. 23: Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo(…)
  • Art. 24: Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo(…)
  • Art. 26: Toda persona tiene derecho a la educación(…)”

Así que, ¿por qué ocurre esto? Simple; porque se da a puertas cerradas, en prostíbulos, bares e incluso dentro de los hogares, y los niños permanecen en silencio por miedo. Les asusta que les pase algo, que por “abrir la boca” tengan que pagar las consecuencias en forma de golpes, inanición, violaciones o incluso falta de salario. Estas no deberían ser las preocupaciones de la niñez.

Siendo niños, es muy difícil defenderse por sí mismos; se necesita de alguien más. Pero, ¿qué pasa cuando ese alguien es también quien te hace daño?, ¿qué pasa si no tienes a nadie y necesitas sobrevivir? Un niño es vulnerable y bajo condiciones tan desesperadas por conseguir dinero o huir de abusos, se convierte en blanco fácil para caer en una red de maltratos aún mayor. El problema es que la red es tan compleja como sus causas y por eso es difícil erradicarla.

No basta un documento oficial, un post en redes sociales o un “estoy en contra de”. Va más allá, tanto que se remonta a las desigualdades socioeconómicas del mundo. El patrón común que siguen las regiones en las que el maltrato y explotación infantil son relevantes, se observa en sus índices de desarrollo humano y pobreza, que forman parte de las estadísticas del Banco Mundial y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, publicadas en 2019. Esto demuestra la precaria situación en las que se encuentra un gran porcentaje de los habitantes de dichas regiones.

Uno de los mayores enemigos del mundo es la ignorancia. Ya que la explotación y el maltrato rara vez se denuncia, la verdad detrás de esto es poco conocida. Por eso, una de las mejores soluciones es la educación; nunca está de más informarse e informar para actuar a partir de ello. Busquemos un mundo en el que la mirada de los niños refleje su alegría, su curiosidad y su imaginación; un mundo donde los niños conozcan la calidez y el amor de una familia, las oportunidades de la educación y la diversión de los juegos; porque cada niño es valioso y merece ser respetado y defendido.


Fuentes consultadas:

  1. Banco Mundial. (2019). Resumen anual: El año 2019 en 14 gráficos. https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2019/12/20/year-in-review-2019-in-charts
  2. CBS News. (2018). CBS News finds children mining cobalt in Democratic Republic of Congo. . YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=OTEVHykWZqk
  3. Malaver, C. (2019). Relatos de la explotación sexual, el delito que se roba la infancia. https://www.eltiempo.com/bogota/historias-de-explotacion-sexual-infantil-en-bogota-67370
  4. Naciones Unidas. (s.f.). Declaración Universal de los Derechos Humanos.
    https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-rights#:~:text=La%20Declaraci%C3%B3n%20Universal%20de%20los,historia%20de%20los%20derechos%20humanos.&text=La%20Declaraci%C3%B3n%20establece%2C%20por%20primera,a%20m%C3%A1s%20de%20500%20idiomas.
  5. Naciones Unidas. (2012). Testimonios de una víctima de explotación infantil en Haití. . https://news.un.org/es/audio/2012/09/1398211
  6. Organización Internacional del Trabajo. (2019). 100 años, 100 voces: el trabajo infantil en primera persona. https://www.ilo.org/buenosaires/temas/trabajo-infantil/100voces/lang–es/index.htm
  7. Organización Internacional del Trabajo. (s.f.). ¿Qué se entiende por trabajo infantil?. https://www.ilo.org/ipec/facts/lang–es/index.htm
  8. Organización Internacional del Trabajo. (s.f.). Las peores formas de trabajo infantil. https://www.ilo.org/ipec/Campaignandadvocacy/Youthinaction/C182-Youth-
    orientated/worstforms/lang–es/index.htm
  9. Organización Internacional del Trabajo. (2017). Estimaciones mundiales sobre el trabajo infantil. https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@ed_norm/@ipec/documents/publication/wcms_59648 1.pdf
  10. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. (2019). Informe sobre Desarrollo Humano http://hdr.undp.org/sites/default/files/hdr_2019_overview_-_spanish.pdf

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