Cuando llegó el momento en que mi esposo y yo quisimos tener hijos, ¡oh sorpresa!
Hola, soy Flor, una mujer común y corriente. Estoy casada y tengo dos hijos. Soy profesional de la medicina, bloguera y emprendedora. Me considero polifacética, amante del conocimiento y celosa de la verdad. Soy conversa reciente al pensamiento ProVida/ProFamilia y afortunada de vivir en un país con libertad de conciencia.
Desde niña, estuve convencida que tener pocos hijos era la solución a los problemas de la economía. También pensaba que la planificación familiar era una cuestión propia de la pareja en la cual nadie se debía de inmiscuir. Los medios me enseñaron eso.
Por otro lado, “sabía” que los anticonceptivos hormonales funcionaban exclusivamente evitando la ovulación en la mujer. No creía en su potencial microabortivo y pensaba que su beneficio sobrepasaba a sus posibles efectos adversos. ¡Uff, qué cegada estaba! La información que tenía era incompleta.
Eso lo aprendí en los libros y artículos de medicina, pero nunca me pregunté sinceramente por qué algunas veces los anticonceptivos fallaban. La respuesta en mi mente era sencilla: la mujer no se los tomó adecuadamente.
Pasé años con sangrados menstruales anormales. No crean que era tan evidente, al menos no para mí que investigaba mucho sobre el tema. Los síntomas asociados a mi Síndrome Premenstrual (SPM) afectaban mis relaciones interpersonales y mi toma de decisiones. Yo era un relojito: menstruaba religiosamente cada 29 días.
Me sentía mal, presentía que tenía problemas mayores, pero no tenía una evidencia clara al respecto. Cuando llegó el momento en que mi esposo y yo quisimos tener hijos, ¡oh sorpresa! Mis temores se hicieron realidad: yo era estéril. Una cosa es verla venir y otra es estar con ella. La infertilidad es real y dura. Afecta del 10.1 al 12.5% de personas alrededor del mundo, lo que se traduce a un estimado de 48.5 millones de parejas sin poder concebir. (1)
Lo que más me enojaba era haber estado tan engañada y que el sistema médico fuera tan incoherente. Encontré la realidad nefasta sobre la anticoncepción hormonal. Entendí la razón de estar abierta a la vida. Descubrí la rama de la Medicina que me había estado oculta por años. Una Medicina real, científica y avanzada, que no se quedó de brazos cruzados en los años 70, sino que siguió trabajando para resolver mis necesidades. Medicina que llegó a la raíz de mis problemas de infertilidad, depresión y Síndrome Premenstrual, y que me permitió concebir a mis dos maravillosos hijos.
Después de eso, sólo pude pensar: “esto tiene que darse a conocer”. La gente tiene que saber. Esa es la misión de este blog y de todo el proyecto de Fertilidad Integral. Creo firmemente en el empoderamiento de la mujer y del hombre, en el valor de cada uno y del matrimonio como unidad funcional potente en la sociedad.
Me gusta decir que estoy a favor de elegir (en el buen sentido de la frase y no cómo una justificación del aborto). Sí, lo estoy, pero a favor de escoger conocer la verdad y con base en ella, tomar decisiones informadas; sí hay opciones que respeten la vida y dignidad humana. Sí, estoy a favor de elegir la verdad, incluso cuando yo misma me haya tardado en llegar a ella.
1. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4991655/
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One Comment
Exelente Dra Flor queremos saber mas. Desde Odivelas, Portugal 😉