Los niños, ¿el futuro o el presente?

 

¿Cómo ves a los niños? ¿Qué es un niño para ti?

Antes de entrar de lleno al tema, quiero apelar a la economía del lenguaje. Para no extenderme, usaré el término “niño” para referirme a hombres y mujeres, con el permiso de la Real Academia Española, que indica que estos desdoblamientos pueden omitirse. Ahora, les comento. Durante diferentes conversaciones con amigas, mamás, colegas, cuando hablamos de la niñez he escuchado diferentes apreciaciones:

  • Son un milagro.
  • Son mi cruz.
  • Hay que aprovecharlos por que de pequeños son tuyos, de grandes ya no.
  • Los niños son el futuro…

Y bueno, es interesante la idea que tengamos de los niños, porque con base en esta, será nuestro trato hacia ellos. Tengo varias, varias semanas de estar leyendo un material en relación con la historia de la niñez (La historia de la infancia, de Jorge Rojas Flores) y tuve un hermoso paseo de su mano, en sentido figurativo, por cerca de 200 años de historia. No sería justa con su obra si trato de resumirlo en estas líneas, así que diré lo que, en mi humilde observación, ha sido uno de mis aprendizajes durante esta lectura.

En los años 1,800, la niñez era vista con lástima, como adultos en pequeños. De hecho, al ver retratos antiguos, obras de arte, incluso la forma en que jugaban, sí parecía haber una idea de “ya casi eres”, y parecía que la niñez estaba más rodeada de lástima que de estima, sumado a que la mortalidad infantil era alta y esto de alguna forma incidía en el valor que se les daba.

El trabajo infantil era común en el siglo XIX y XX, pero pasados los años puede observarse en la narrativa de nuestras propias leyes, cómo los primeros escritos, cerca de los años 1920, seguían viendo a la niñez como alguien que debía recibir, pero no como personas activas. Y bueno, estoy hablando más de historia de lo que realmente sé, pero quiero compartir lo siguiente. Curiosa por esta forma en que hemos visto a los niños, fui a investigar un poco sobre la base etimológica de la palabra “infancia”. Mi buen amigo, que todo lo sabe, Google, me mostró lo siguiente: “La palabra infancia viene del latín infans, que significa el que no habla”.

En otras traducciones se ha interpretado como “el que no tiene voz”. Y puede deberse a los primeros años, en los que el balbuceo es natural, pero también tiene un peso cultural considerando la importancia que se le da a lo que los niños sienten, lo que opinan o lo que quieren. En la medida en que reflexionemos sobre la forma en que vemos a los niños a nuestro alrededor, seremos más intencionales en torno a nuestro trato.

Desde nuestro rol como madres, maestras, abuelos, pedagogos, niñeras, cuidadores y primarios en general, debemos preguntarnos: ¿cómo veo a los niños? ¿Tienen voz? ¿Saben que son importantes para mí? Estas y otras preguntas me he hecho día a día, como madre en ocasiones mis hijos han interrumpido una llamada importante o incluso he tenido dos interrupciones mientras escribo estas líneas. Pero el pedirles que esperen o incluso corregir un comportamiento puede hacerse de forma más respetuosa y asertiva si los vemos como lo que son: seres humanos con valor que están en una de las etapas más hermosas de la vida.

Y tú ¿cómo ves a los niños a tu alrededor?


Claudia Luján ejerce en el campo de la niñez en protección y niñez víctima de abuso.

Es Magister en Proyectos con Enfoque Social y Licenciada en Trabajo Social con más de 10 años de experiencia en trabajo con población vulnerable.

Se desempeña como asesora en Asociación Guatemalteca por el Autismo  y columnista de Blog AFI.


Las opiniones expresadas en este blog son propiedad del autor.

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