¿Alguna vez han escuchado que ser padre es la única profesión en la que primero te dan el título y después cursas la carrera?
Es confuso que muchos adquieren el título de padres, sin tener experiencia, sin saber a cabalidad sus atribuciones, incluso sin quererlo. Pero en realidad no hay pre requisitos cuando la tarea que se realiza se hace con amor.
Según Pedro Castañeda, “Ser padre es completar, a través del tiempo, la obra que son los hijos, la cual se realiza a través de la educación.” Esto afirma que somos los primeros educadores de nuestros hijos, siendo esta una misión no negociable, somos educadores queramos o no. Y esta condición de padres-educadores, es una realidad que no todos asimilan, entonces, se dan cuenta hasta cuando los hijos van creciendo y surgen preguntas como: ¿dónde aprendiste eso?, ¿quién te dijo que esto es así?, ¿dónde lo viste?, ¿quién te enseñó? … Éstas y muchas otras interrogantes que los padres hacen a sus hijos, mientras han olvidado que todo lo aprendieron mientras les observaban… en aquellas reuniones con sus amigos, en la actividad de adultos a la que fueron y llevaron a su hijo o hija, cuando hacían aquellas reuniones en casa con amigos hasta muy tarde, cuando escuchaban sus conversaciones telefónicas, o las veces que permitieron que vieran en la tv el programa que querían, aunque no fuera acorde a su edad.
Ser padre te convierte en educador, no puedes renunciar a este trabajo, no importa la edad de tus hijos, pues ellos aprenden y aprenderán de ti siempre; aunque en algún momento no fue tu intención enseñarle, en ese momento, él también te estaba observando.
Cada padre o madre crea su propio estilo de educación, para hacer de sus hijos personas completas, maduras, responsables, autónomas y plenas. Cada uno de los actos y decisiones, como padres de familia en relación con los hijos, debe tener un por qué, no hay nada de malo en negar algo a los hijos, tal vez no entiendan las razones en el momento, pero mantener una decisión es parte de educarlos.
Para terminar, debemos estar conscientes que un hijo es como una esponja que absorbe todo lo que ve, lo que oye y lo que intuye. Los oídos y ojos de nuestros hijos están siempre atentos, anhelan crecer para hacer y decir lo que los padres hicieron y dijeron.
Por éstas y muchas otras razones, es importante recordar lo que dijo Madre Teresa de Calcuta: “No te preocupes porque tus hijos no te escuchan, te observan todo el día”.
Lidia Figueroa es esposa, madre y tía. Tiene una Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, por la Universidad Rafael Landivar.
Además es maestra de Educación Primaria, exalumna salesiana; desde entonces aprendió mucho sobre valores, uno de ellos la familia.
Actualmente labora como docente y es columnista de Blog AFI.
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