Por Andrea Motta
#RenunciaYaGiordano
Algunas asociaciones que exigían la aprobación de las enmiendas de la Ley de Juventud en torno al tema de salud sexual y anticonceptivos alentaban a los diputados que impulsaban las reformas. Lamentablemente, no importaba quiénes eran. Daba igual si eran diputados tránsfugas o que meses antes habían causado indignación por sus fotografías comprometedoras o por provocar escándalo en la vía pública debido al consumo de alcohol.
En los últimos días, hemos sido testigos de los lamentables sucesos que el diputado Giordano protagonizó. Y vimos cómo miles de chapines tomaban una distancia insalvable de uno de los diputados más jóvenes -y también más cuestionados- del Congreso de la República. La falta cometida por el Dipukid indigna, por supuesto. Pero la indignación crece cuando se recuerda cómo las asociaciones motivadas en promover sus propios intereses lo colocaban en primera plana, afirmando que él era un representante de esa juventud que pedía la aprobación de la iniciativa 3896 y sus enmiendas.
Dios los cría y el diablo los junta
¿Será solo una triste e irónica coincidencia que la diputada Eva Monte sea la mejor amiguis de Juan Manuel Giordano y que sean estos dos de los legisladores quienes impulsan la Ley de la Juventud? No sé usted, pero yo no confiaría ciegamente en una iniciativa presentada y promovida por este trío dinámico. De verdad, ¿buscarán el bien de Guatemala?
Pero ¿qué sabemos de la diputada Eva Monte Back?
Sabemos poco o yo por lo menos sé poco. Sin embargo, lo poco que sé no me deja tranquila y menos cuando está promoviendo una ley que puede marcar la adolescencia y juventud de mis hijos.
Una de las cuestiones que más me hace ruido es el incondicional apoyo que mostró al candidato Manuel Baldizón en el pasado proceso electoral. Si allí la tiene en primera fila, sentada a la izquierda del candidato. Su mamá, Delia Back está a la derecha de Baldizón. Puede escuchar el discurso incendiario que el excandidato pronunció en esa ocasión. Eva Monte hace gestos de aprobación en algunos momentos.
Es llamativo, además que la diputada Monte afirme que la ley no promovía los anticonceptivos, cuando la enmienda al artículo 10 sí lo incluía. Esta enmienda fue retirada después que movimientos de la sociedad civil protestaran, pero originalmente fue impulsada como lo muestra una de las imágenes a continuación. Sí, allí está la firma de Eva Monte y también la de Giordano.
El trío dinámico de diputados tiene una banda que los apoya. Además de las organizaciones vinculadas directamente con Planned Parenthood y que mostraron su incondicional soporte a esta iniciativa de ley, está el medio digital Nómada, generalmente muy crítico con el sistema. Sin embargo, en esta ocasión, además de publicar varios artículos a favor del aborto, los medios anticonceptivos y la educación sexual disque integral; convenientemente calló sobre quiénes estaban detrás de la aprobación de la ley. En este artículo que más parece de opinión que informativo, la periodista no quiso hacer mención de los antecedentes del diputado Giordano, por ejemplo; aunque sí se esmera en calificar de conservadores a los opositores de las enmiendas. ¿Extraño? Para nada. Este medio también recibe financiamiento de Planned Parenthood, como lo evidencia su página (aunque la información está un poco escondidita, no al frente como sí aparece el logo de Hivos o de Open Society Foundation)
En esta entrevista, el director de Nómada dio a conocer a un medio puertorriqueño que recibió $180 mil de Planned Parenthood, la Embajada de Noruega, Hivos y Open Society Foundations.
¿Ironías de la vida? Es posible, pero es aún más realista pensar que es el punto donde convergen todos los intereses de dos actores poderosos y que pocos se atreven a señalar en Guatemala: Planned Parenthood y UNFPA de Naciones Unidas. Al final lo que queda claro es que esta ley no la piden los jóvenes guatemaltecos sino actores con intereses particulares, y que lamentablemente cuentan con piezas en posiciones clave tanto en medios de comunicación como en el Congreso de la República
Comments are closed.
