Por: Dr. Edgar Hernández
Siendo la Logoterapia una forma de psicoterapia “centrada en el sentido”, esta reconoce que el problema de buscar y encontrar el significado de la vida es una cuestión típicamente humana; es una de las preguntas psicoantropológicas fundamentales que se puede y debe hacer la persona. Al formulársela, está entrando en el camino del crecimiento personal. Antropológicamente, se reconoce que la persona tiene la capacidad intrínseca de cuestionarse lo que hace y de cambiarlo si lo juzga necesario.
La Logoterapia reconoce que la persona no vive “determinada” por los impulsos. Aún reconociéndolos como importantes factores de influencia en sus actitudes, sabemos que estos no son determinantes porque la persona tiene la capacidad de hacerse libre y responsable; es decir, de modificar sus impulsos. Se puede comprender el hecho de buscar el sentido de la vida como el trabajo exclusivamente humano y personal. Por encontrar el camino para vivir libre y responsablemente cada momento de su vida. No actuar en función de necesidades e impulsos, sino en función de sentido, apoyándose en la fuerza del espíritu y a través del desarrollo de los valores.
El espíritu es la fuerza que se opone a los dictados de los “destinos”, permite vivir a pesar de ellos, empleando la libertad para decidir sobre la existencia. La Logoterapia visualiza al ser humano como “un ser que se esfuerza profundamente en la búsqueda del significado y no se conforma con la satisfacción de sus necesidades”. Cuando hace falta un significado, es decir el existir para algo o para alguien, la persona consecuentemente vive solo para lograr su bienestar lo cual puede llevarlo a la frustración de la voluntad de sentido, expresándose a través de sentimientos de vacío, frustración y sin sentido, autocomplacencia, anhedonia, aburrimiento, falta de metas y entusiasmo entre otros.
Clínicamente, este conjunto de síntomas forma lo que se conoce como personalidad inmadura o narcisista. Reconocemos que la realización del sentido es relativamente independiente de las condiciones externas, pues es posible lograrlo a pesar de condiciones negativas extremas, mientras que la prosperidad, el éxito y los bienes pueden llegar a ser, en algunos casos, obstáculos en la búsqueda del significado.
La frustración existencial
Es una señal de alarma, un tipo de inconformidad que urge a la persona a darle forma a su propio ser, orientándole al ser en lugar del tener, a dedicarse a una tarea elegida por sí mismo, formar relaciones genuinas, percibir nuevas metas con significado, entre otras. Al ponerse en marcha lo anterior, neutralizan los síntomas neuróticos de la frustración existencial y permiten revertir el proceso de sensación de insatisfacción íntima. Se pasa de inmadurez a madurez de la personalidad.
Cuando la frustración existencial no es reconocida o permanece constante por largo tiempo o incluso se acumula, entonces puede conducir a la persona a la neurosis noógena o a una depresión noógena, y en ese caso puede convertirse en expresión psicopatológica. Una problemática noógena ensombrece, desvaloriza y destroza cualitativamente una vida sana a causa de la duda permanente en su sentido.
La psicopatología noógena es también terreno fértil para que se presenten
patologías de otro tipo como histerias y neurosis de expresión sexual (sexo,
obsesiones y/o adicciones), fobias, neurosis expresadas como miedo al futuro y desesperanza o enfermedades psicosomáticas por debilitamiento del sistema inmunológico (psiconeuroinmunoendocrinología). Como la Logoterapia reconoce la dimensión espiritual como la dimensión exclusiva de la persona, es en ella donde puede presentarse este tipo de neurosis y depresión llamadas noógenas (por originarse en el espíritu). La psicopatología noógena se presenta cuando en el espíritu no se encuentra la fortaleza suficiente para responder a la vida; hay una crisis de valores y no se ve con claridad para poder decidir libremente; cuando la fuerza espiritual no es suficiente para enfrentar lo que demanda el destino o cuando no se tiene la serenidad para vivir los hechos de la existencia.
Ilustremos esta situación con el ejemplo conocido del Rey David y la atracción erótica sentida hacia Betsabé. Su actitud no se guio por la axiología expresada en las virtudes de la castidad y la fortaleza ni por otros valores sino por el hedonismo erótico. Las consecuencias son de todos conocidas. Modernamente la crisis noógena de David se repite constantemente en nuestra sociedad y las familias (cónyuge afectado e hijos) sufren los efectos de la infidelidad conyugal o adulterio, tan frecuentes en nuestra sociedad hedonista erotizada y relativista.
Las consecuencias psicopatológicas que se derivan de esta particular situación familiar disfuncional son siempre muy dolorosas emocionalmente, especialmente para los hijos que, por naturaleza, confían en la actitud ética de sus padres. Para el tratamiento de las neurosis y depresiones noógenas es necesaria una intervención logoterapéutica porque las técnicas psicoterapéuticas tradicionales no llegan hasta la estructura de la motivación axiológica de la existencia humana, denominada por Frankl, como dimensión noética y no tienen acceso a la problemática del sentido. Un ejemplo de lo anterior lo podemos fácilmente identificar al constatar el hecho que ninguna de las guías taxonómicas actuales (CIE-10 o DSM5), permiten, en base a sus criterios clínicos, efectuar el diagnóstico de adulterio, neurosis o depresión noógena.
No cabe duda que la axiología sigue siendo una asignatura pendiente para las próximas ediciones de estas guías de clasificación psicopatológicas. No obstante lo anterior, es importante recordar que la dimensión espiritual del hombre, señalada por la Logoterapia, es también reconocida por la Asociación Psiquiátrica de América Latina (APAL) en la llamada Declaración de la Habana. La dimensión noética puede ser comprendida como la “voz interior” que le habla a la persona desde lo más auténtico y profundo de sí mismo, que le llama para ser libre (decidir) y ser responsable (hacerse cargo de sí mismo). A diferencia de la razón que busca la certeza, la actitud racional, la conciencia busca la verdad apoyándose en la intuición más que en la razón. Pero como fenómeno humano que es, es falible, puede fallar, y realmente no se sabe si se encontró el sentido de vida en verdad hasta el final de la vida. A pesar de su falibilidad, la persona debe escuchar y seguir su voz.
La triada trágica
Adicionalmente, en el campo de la búsqueda del sentido, la Logoterapia ha desarrollado el concepto de “triada trágica”. Este concepto se refiere al natural e inevitable enfrentamiento de la persona con la vivencia del sufrimiento, la culpa y la muerte. Aclara que esta tríada trágica es natural e inevitable porque pertenece a la incondicional realización de la existencia humana. El sufrimiento está movido por la pérdida de un valor, la culpa, por la conciencia de una elección equivocada como riesgo de la libertad responsable y la angustia ante la muerte por el simple hecho de ser finitos y carecer de fe y visión sobrenatural.
Reconocida la psicopatología noógena y la expresión clínica de neurosis y depresión noógenas, a partir de allí se plantea una cadena de tres eslabones de interés en la psicoterapia:
- Si falta el sentido de la vida, entonces se desvía la persona hacía la búsqueda del placer o evitar el sufrimiento.
- Como el placer no puede ser una meta sino el resultado de un encuentro o de una actividad con sentido, muy probablemente no se encuentre.
- Así, entonces, una vida vacía de sentido y saturada de placer es prácticamente insoportable, y sobre la angustia natural de la existencia, se suma la desesperación y la desesperanza, exponiéndose la persona al derrumbe de la existencia ante cualquier golpe (de cualquier índole o magnitud) o adversidad.
Desesperación y desesperanza
Al analizar el cuadro anterior podemos comprender que la relación de la persona con el sentido y sus actitudes quedan graficadas en el entrecruzamiento de ejes. Tomando en cuenta los cuadrantes establecidos, en el cuadrante superior derecho se encuentran aquellas personas que pueden vivenciar una relación adecuada de éxito y sentido; en el superior izquierdo se ubican otras que aún fracasando en sus metas, pueden encontrar un significado en el fracaso y vivenciar significativamente ese sufrimiento.
En los cuadrantes inferiores: otros no solamente se sienten fracasados, sino que, además, viven el vacío y la desesperación, y finalmente en la derecha se encuentran otros que aún con un éxito total, encuentran que sus vidas carecen de sentido.
Continuará.
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