Por: Katia Arias
Gritando sola en el silencio,
Nadie me podía oír,
Y poco a poco mi ferviente voz,
Se fue apagando al morir…
–
Así los miembros de mi cuerpo
Me comenzaron a dejar
Y por tu ayuda yo empecé a rogar
Y parecías no escuchar
–
Al comenzar no comprendía,
Cegada por el dolor
¿Madre cómo me dejaste ir,
Siendo tú mi gran amor?
–
Regresando un poco el tiempo,
Logré por fin recordar,
Que más que hija me llamaste error,
Consecuencia del mal.
–
Pero mamá no tengas pena
A diario oraré por ti
Desde el cielo seré tu consuelo,
Quiero verte feliz
–
Seé que aún puedes escucharme
Y que en la noche oyes mi voz
Y al final tu al entregarme
Nos entregaste a los dos.
–
Aún te muerde la conciencia
Pagaste mi ejecución
Sin embargo yo aún te amo
Fue un error no traición
–
Ahora que muero me pregunto
¿A qué sabe el sol de abril?
¿A qué sabe aquella agua viva,
de un hogar junto a ti?
–
¿Qué habría sido ir a la escuela?
¿Tener un amigo o dos?
¿Descubrir lo que me gusta y lo que no,
experimentar el amor?
–
¿Qué habría sido superarme?
¿Haber podido viajar?
¿Sacar un título con el que pude
Haber salvado a la humanidad?
–
Pero mamita yo entiendo,
Y con mi último aliento digo hoy
Si… tenía un gran futuro escrito
Pero en tu vientre quedó…
Katia es hija de Dios, esposa y madre. Actualmente se dedica a su familia pero ejerció por varios años como catedrática, coach juvenil y catequista. Su sueño es ser y hacer santos junto a Javier su esposo.

2 Comments
Es una persona que ha seguido el camino que EL SEÑOR le ha marcado. Y sin rechistar lo ha cumplido paso a paso en entrega y servicio de quienes la rodean. Es la persona más buena que he conocido
Ufff. Fuerte pero real. Tenemos que pensar en ambos: madre y bebé, y en cómo y cuánto cada uno sufre. Aunque hay situaciones donde la madre aborta por desesperación o por engaño, sin embargo tristemente el aborto (no espontáneo) nunca es justificable.