Toda etapa en la vida lleva un proceso previo y el noviazgo es una etapa que no deberíamos desperdiciar.
POR MARIA ISABEL SARAVIA
POR MARIA ISABEL SARAVIA
En la actualidad los jóvenes tienen prisa por hacer de todo, junto con la presión social y toda la información que les bombardea, llegan a quemar etapas, entre ellas la relación de novios y quieren vivir como casados sin el compromiso.
¿Y que es el noviazgo? Casi todos dirían que es la etapa en la que se conocen como pareja y deciden si son compatibles para luego formar una familia. Viéndolo fríamente muchos dirían que es pasarla bien, salir, divertirse, besarse, abrazarse y pasar tiempo juntos sin muchas preocupaciones. Todo eso es parte, pero no lo es todo, o al menos no lo más importante. En definitiva, ser novios es conocerse a fondo y prepararse para formar una familia.
Viéndolo de esa forma podemos comprender que es una inversión de tiempo para profundizar en lo que serán las bases de la relación a futuro. ¿Y como hacerlo efectivamente si nos distraemos adelantándonos y enfocándonos en otras cosas? Es fácil equivocarse de prioridades cuando estamos adelantando el tiempo pero no hay duda que los cimientos del noviazgo no podrás conseguirlos en ninguna otra etapa de la vida matrimonial.
Para conocerse bien es primordial hablar de todo, ¡todo! desde pasatiempos, los gustos y lo que no nos gusta, de los sueños, metas, motivaciones, anhelos más profundos del alma, expectativas de la vida, como nos proyectamos a futuro, etc. No temer tocar todos los temas: política, familia, sociales, afectivos, laborales, diversión, espirituales, entre otros.
Todos hemos oído que el matrimonio está en extinción, que ahora hay mas divorcios que nunca, etc. Pero el problema no radica en la institución matrimonial, radica en la poca preparación que existe entre la pareja, en esas relaciones superficiales basadas en solo sentimentalismos, en satisfacer deseos. Y claro después de casarse bajo esos términos, que terminan en separación y/o divorcio, en familias desintegradas. Los novios no caen en cuanta que esa etapa desperdiciada terminará en una ruptura que traerá por consecuencia inestabilidad emocional, inseguridades y baja autoestima, no solo en los individuos sino también en los hijos -si los hubiera- que sin tratarse a tiempo, podría incluso llevarlos a la depresión y al suicidio -en casos extremos-.
El verdadero amor es un acto de la voluntad y el amor puro es lo que lo mueve, no las ganas ni el placer como lo pinta el mundo actual que nos hace creer que esperar es hazaña imposible. Y no solo es posible, sino además vale la pena.
Aunque vivamos en un mundo que nos repite que todo es desechable, que nos acostumbra a exigir que todo se nos facilite y esperar que nos resuelvan todo para hoy, debemos ser valientes y estar dispuestos a cumplir con las pruebas si queremos una familia sana y claro, ¡feliz!. Construyamos matrimonios sólidos y funcionales. Invitemos a nuestra pareja a esforzarse y luchar por un noviazgo sano, centrado y por consecuencia, con futuro.
¿Y que es el noviazgo? Casi todos dirían que es la etapa en la que se conocen como pareja y deciden si son compatibles para luego formar una familia. Viéndolo fríamente muchos dirían que es pasarla bien, salir, divertirse, besarse, abrazarse y pasar tiempo juntos sin muchas preocupaciones. Todo eso es parte, pero no lo es todo, o al menos no lo más importante. En definitiva, ser novios es conocerse a fondo y prepararse para formar una familia.
Viéndolo de esa forma podemos comprender que es una inversión de tiempo para profundizar en lo que serán las bases de la relación a futuro. ¿Y como hacerlo efectivamente si nos distraemos adelantándonos y enfocándonos en otras cosas? Es fácil equivocarse de prioridades cuando estamos adelantando el tiempo pero no hay duda que los cimientos del noviazgo no podrás conseguirlos en ninguna otra etapa de la vida matrimonial.
Para conocerse bien es primordial hablar de todo, ¡todo! desde pasatiempos, los gustos y lo que no nos gusta, de los sueños, metas, motivaciones, anhelos más profundos del alma, expectativas de la vida, como nos proyectamos a futuro, etc. No temer tocar todos los temas: política, familia, sociales, afectivos, laborales, diversión, espirituales, entre otros.
Todos hemos oído que el matrimonio está en extinción, que ahora hay mas divorcios que nunca, etc. Pero el problema no radica en la institución matrimonial, radica en la poca preparación que existe entre la pareja, en esas relaciones superficiales basadas en solo sentimentalismos, en satisfacer deseos. Y claro después de casarse bajo esos términos, que terminan en separación y/o divorcio, en familias desintegradas. Los novios no caen en cuanta que esa etapa desperdiciada terminará en una ruptura que traerá por consecuencia inestabilidad emocional, inseguridades y baja autoestima, no solo en los individuos sino también en los hijos -si los hubiera- que sin tratarse a tiempo, podría incluso llevarlos a la depresión y al suicidio -en casos extremos-.
El verdadero amor es un acto de la voluntad y el amor puro es lo que lo mueve, no las ganas ni el placer como lo pinta el mundo actual que nos hace creer que esperar es hazaña imposible. Y no solo es posible, sino además vale la pena.
Aunque vivamos en un mundo que nos repite que todo es desechable, que nos acostumbra a exigir que todo se nos facilite y esperar que nos resuelvan todo para hoy, debemos ser valientes y estar dispuestos a cumplir con las pruebas si queremos una familia sana y claro, ¡feliz!. Construyamos matrimonios sólidos y funcionales. Invitemos a nuestra pareja a esforzarse y luchar por un noviazgo sano, centrado y por consecuencia, con futuro.
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