Estados Unidos: Senado confirma a Amy Barrett como jueza de la Corte Suprema

El Senado de Estados Unidos confirmó este lunes por la noche a la jueza Amy Coney Barrett como miembro de la Corte Suprema, cargo al que prestó juramento horas después en la Casa Blanca.

La votación de 52 contra 48 se produjo poco antes de las 8:00 p.m. y después de una excepcional sesión dominical en la que los senadores votaron para despejar el camino para la confirmación de Barrett ayer 26 de octubre.

La senadora republicana Susan Collins se unió a los demócratas para oponerse a la confirmación de Barrett. Después de la votación, se envió la resolución formal de confirmación a la Casa Blanca para la firma del presidente Donald Trump.

El juez Clarence Thomas administró el juramento constitucional oficial a Barrett en la Casa Blanca.

Con Barrett ahora son seis los jueces católicos practicantes en la Corte Suprema, uniéndose al presidente del Tribunal Supremo John Roberts y los jueces Clarence Thomas, Samuel Alito, Sonia Sotomayor y Brett Kavanaugh.

Además, Barrett se unirá a Sotomayor como las dos únicas juezas católicas de la Corte Suprema en la historia de los Estados Unidos.

Nacida en Nueva Orleans, Barrett asistió a la Facultad de Derecho de la Universidad de Notre Dame antes de ser secretaria del juez del Tribunal de Circuito de D.C. Laurence Silberman y del juez del Tribunal Supremo Antonin Scalia. Luego ingresó a la práctica privada, regresó a la Facultad de Derecho de Notre Dame para impartir clases en 2002 y se convirtió en profesora en 2010.

Barrett es una madre católica de siete hijos, incluidos dos adoptados de Haití. Es miembro del grupo carismático ecuménico People of Praise. En 2017, Barrett fue nominada a la Corte de Apelaciones del Séptimo Circuito de Estados Unidos y enfrentó preguntas hostiles de los senadores sobre la influencia que sus creencias católicas podrían ejercer en su razonamiento judicial.

Durante la audiencia de confirmación de Barrett, la senadora demócrata Dianne Feinstein cuestionó a Barrett sobre su fe y valores personales, diciendo que “cuando lees tus discursos, la conclusión a la que se llega es que el dogma vive con fuerza dentro de ti. Y eso es motivo de preocupación». Barrett también mencionó, en algún momento, que su fe no influiría en sus fallos en la Corte.

Durante las audiencias de confirmación de Barrett para la Corte Suprema, los demócratas del Comité Judicial del Senado se mantuvieron alejados en gran medida de las referencias a su fe, y en cambio le pidieron que opinara sobre los fallos existentes de la Corte Suprema, incluidos los que legalizaban la anticoncepción y el aborto.

Barrett fue secretaria del juez Antonin Scalia y anteriormente ha hablado de su influencia en su filosofía judicial. El profesor de derecho de Notre Dame, Paolo Carozza, dijo a medios que la filosofía legal de Barrett es una de «restricción judicial».

Sin embargo, Barrett dijo repetidamente ayer a los senadores que, si bien era secretaria de Scalia y compartía su filosofía judicial, no era la misma persona que el difunto juez y fallaría en los casos según lo considerara conveniente.

Barrett consideró múltiples casos de aborto mientras estaba en el Séptimo Circuito. Uno de estos fue cuando se unió a la mayoría de la corte para defender la norma que establece en Chicago una «zona de amortiguamiento» de dos metros y medio que los activistas y consejeros provida deben mantener con respecto a un centro de abortos. La opinión mayoritaria citó el fallo «vinculante» de la Corte Suprema en Hill vs. Colorado, otro caso de «zona de amortiguamiento».

El grupo Alliance Defending Freedom (ADF) ha solicitado a la Corte Suprema que escuche una objeción a la norma de la «zona de amortiguamiento» de cuatro metros y medio de Pittsburgh; el Tribunal aún tiene que aceptar o rechazar el caso de Nikki Bruni y otros consejeros de acera provida.

Barrett se unirá a la Corte Suprema una semana antes de que se programen los argumentos orales en un caso clave de libertad religiosa, Fulton vs Filadelfia; el caso podría decidir otras batallas judiciales en las que los gobiernos locales han exigido a las agencias de adopción religiosas que emparejen a los niños con parejas del mismo sexo.

Traducido y adaptado por Eduardo Berdejo. Publicado originalmente en CNA.

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