Hombres: ¡nos complementan!

Por Mairely Pineda / AFI Joven

En la sociedad actual, debido al crecimiento de ideologías y movimientos tales como el feminismo, la igualdad de género y algunas otras, se han promovido muchas ideas equivocadas acerca del hombre y la mujer; así como de la importancia que tienen para el desarrollo de una sociedad saludable.

Pero más allá de ver los conceptos equivocados que se tienen sobre los hombres y las mujeres, es más increíble aún ver como en la actualidad, todos estos movimientos ideológicos han ido introduciendo la idea de la poca importancia que tienen los hombres y aún la creencia de que no son necesarios para casi ninguna de las actividades que realizamos en sociedad.

Gran parte de la retórica feminista actual ha cruzado la línea que separa las críticas al sexismo de las críticas a los hombres, y se centra en el comportamiento personal: cómo hablan, cómo abordan las relaciones, incluso cómo se sientan en el transporte público. Se destacan los defectos masculinos como condenas absolutas, y cualquier objeción a ello se considera un síntoma de complicidad. (El País, 2017)

Conceptos tan tergiversados han surgido que incluso se han llegado a promover las ideas de que no se necesitan a los hombres, que los hombres son el “enemigo”, que los hombres son “violentos, abusivos, simples, poco cariñosos”, y absolutos tales como que ya no existen hombres “buenos”.

Todo este tipo de declaraciones, denotan la aversión a la verdadera masculinidad y cómo se intenta minimizar el papel tan importante que desempeña el hombre en cada uno de los ambientes sociales en que se desarrolla, tales como la familia, el trabajo, la iglesia, la amistad, el noviazgo, el matrimonio, entre otros.

Uno de los conceptos que deben resaltarse al hablar del papel de los hombres en la sociedad es el de la complementariedad que tienen con las mujeres. La Real Academia Española (2021) define la palabra complemento como “m. Cosa, cualidad o circunstancia que se añade a otra para hacerla íntegra o perfecta.”

Partiendo de esta definición podemos entender como el hombre viene a complementar a la mujer en todos los ámbitos sociales para hacerlo una obra más íntegra y perfecta, y es que se debe comprender que al hablar de complementariedad no se habla de superioridad, sino que se reconoce el hecho de que el valor que el hombre tiene en la sociedad es igual al de la mujer y que juntos se complementan.

“El Derecho no puede negar las diferencias ni enturbiar las relaciones entre hombres y mujeres. No puede ignorar la originalidad de lo femenino y lo masculino y su natural complementariedad. El Derecho tiene que dar respuesta adecuada a la naturaleza”. (Lacalle, párrafo 16, citado por Zenit Staff, 2006).

Al entender este concepto, se logrará crear una relación en la que no existe
superioridad ni orgullo sobre las capacidades que posee a cada uno, sino que surge la comprensión de que es justamente en las diferentes capacidades y habilidades que recae la verdadera riqueza de la relación en sociedad.

Uno de los ámbitos sociales en los que se revela la importancia del hombre es en la familia, al desarrollarse como esposos y en especial en la crianza de los niños. La influencia que un padre tiene sobre los hijos es singular y necesaria, existen estudios que han demostrado las diferencias entre niños que han sido criados por un padre y niños que no lo han sido.

La presencia del hombre como padre permite a los niños desarrollar mejores habilidades sociales, emocionales y profesionales, además de tener mayor facilidad de convertirse en líderes y personas con autoestimas más sanos, así como llegar a poseer una relación matrimonial aún más sólida. Y así podemos encontrar muchos ejemplos del rol tan importante que el hombre tiene la sociedad y el impacto positivo que tiene en los que le rodean.

Para desarrollar una sociedad estable, es necesario que el hombre y la mujer reconozcan el papel insustituible que cada uno juega. El hombre debe asimilar el valor que representa al desarrollar actividades domésticas, al convivir y educar a los niños, al estar presente en la familia, al estar presente en el trabajo, y que esta complementariedad que logra con la mujer, permite que se preparen generaciones saludables, empáticas, amorosa, fuertes, unidas y que contribuirán a desarrollar una sociedad en la que existen diferencias entre el hombre y la mujer, pero que en esas diferencias es en donde han surgido los mejores lazos de unión y las mejores relaciones.


Referencias bibliográficas

Real Academia Española. (2021). Complemento. Recuperado de
https://dle.rae.es/complemento.

María Calvo Charro. (2015). La importancia de la figura paterna en la educación de los hijos: estabilidad familiar y desarrollo social. Recuperado de https://canavox.com/wp-content/uploads/2017/07/La-importancia-de-la-figura-paterna-en-la-educaci%C3%B3n-de-los-hijos-estabilidad-familiar-y-desarrollo-social.pdf

Ana María Araújo de Vanegas. (2005). Complementariedad y mujer. Recuperado de https://personaybioetica.unisabana.edu.co/index.php/personaybioetica/article/view/907/2246.

Zenit Staff (2008). La complementariedad entre hombre y mujer, camino de la igualdad. Recuperado de https://es.zenit.org/2008/03/14/la-complementariedad- entre-hombre-y-mujer-camino-de-la-igualdad/.

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