La familia en la promoción de la paz

«No pensemos que país les tocará a nuestros hijos, pensemos en qué hijos le daremos a este gran país y empecemos a trabajar desde el hogar para promover la paz desde nuestras familias»

Por Oscar Pineda 

A nivel individual y social, la paz es el estado ideal  al que puede aspirar el ser humano y la sociedad, puesto que así se alcanza una situación de total armonía y equilibrio entre el corazón y la mente del individuo; es pues una ausencia de conflictos y luchas. 
En las últimas semanas hemos vivido una avalancha de actos que atentan contra la vida de las personas. Estos acontecimientos nos deben hacer pensar cuál es el papel que debemos de asumir para fomentar una sana convivencia social.

​Al igual que muchos a los que he podido leer durante estos días, confirmo que la solución está en la familia. Una familia en donde el referente sean los padres y que la guía y ejemplo de actitudes que los hijos adquieran sea a través de una sana convivencia familiar.

En una familia donde existe protagonismo positivo por parte de los padres, este se refleja en normas morales y de conducta en los hijos, ya que un padre o una madre “presente” son aquellos que guardan y cuidan sigilosamente lo que a los hijos les pueda causar daño desde todo punto de vista. Desde cuidarlos de un resfriado cuando les recomendamos ponerse un suéter, hasta conocer sus amigos, sus gustos y aficiones.

Ahora más que nunca no debemos olvidar lo importante que son todas aquellas palabras y acciones que hacen los padres de familia para demostrar su genuino interés por los hijos: “que tienes, te pasa algo” “cómo te fue hoy en el colegio o en la universidad” y es que los horarios, el tráfico y la presión de las jornadas laborales nos limitan conversaciones o tener ese ojo clínico que nos ayudan a ser asertivos con nuestros hijos, y es allí donde tenemos que sacar la energía necesaria para darle acompañamiento necesario, ya que estamos formando ciudadanos que cambiarán la sociedad.

La invitación es a no perder el rumbo y rechazar todo acto de violencia por mínimo que sea ya que cada día existe más indiferencia ante la delincuencia y violencia que vivimos día a día, al punto que mueren trágicamente las personas cerca de nosotros por el índice alto de violencia y a los pocos días nos olvidamos de la tragedia como si se tratase de una película de fin de semana.

No pensemos que país les tocará a nuestros hijos, pensemos en qué hijos le daremos a este gran país y empecemos a trabajar desde el hogar para promover la paz desde nuestras familias. 

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