Mujeres y maternidad: enseñar el valor de las cicatrices de la vida

«Una sociedad tiene futuro solo en la medida en que sepa valorar la vida»
​Comparándose con los modelos de belleza que ve a su alrededor, una mujer que acaba de dar a luz corre el riesgo de sentirse incómoda con su aspecto físico cambiado, con sus inevitables kilos de más o sus cicatrices. Sin embargo, esos defectos físicos sólo son la consecuencia de un hecho maravilloso.
En muchas civilizaciones del pasado, un cuerpo lleno de curvas era considerado bello y atractivo, porque recordaba la fertilidad, es decir la capacidad específicamente femenina de custodiar y donar la vida: la mujer era hermosa precisamente por su capacidad generativa.

Hoy, al menos en Occidente, las mujeres han obtenido el reconocimiento de derechos fundamentales negados incluso hasta hace pocos decenios, pero en paralelo con el logro de estas importantes metas se han dejado arrebatar un gran privilegio: el de ser y sentirse bellas – en todos los sentidos – con sus cuerpos “trabajados” por la maternidad.

El papel de los medios

Con frecuencia, tener un hijo es considerado sólo uno de los muchos aspectos de la vida de una mujer y, a menudo, ni siquiera se sitúa entre los más importantes. Hay una infinita serie de cosas que «hay que hacer», antes de poder «sacrificarse» por una familia. Y esta tendencia es visible también en los media.

Basta con dar una ojeada al mundo del espectáculo o de la moda, al cine o a la publicidad. Cada vez más aparecen mujeres en gran forma, mujeres profesionales, mujeres independientes, mujeres llenas de hobbies, mujeres seductoras, mujeres deportivas, mujeres de vacaciones. Pero se ven muy pocas mujeres madres.

Por eso, una mujer que, para traer un hijo al mundo renuncie a algunas cosas, como su forma física, corre el riesgo de sentirse como un pez fuera del agua.

Sin embargo, una sociedad tiene futuro solo en la medida en que sepa valorar la vida y a quien tiene la importantísima tarea de llevarla en su seno.

Los medios de comunicación pueden ayudar mucho: necesitamos imágenes que sepan contener y desvelar el inmenso valor de la maternidad. Nos hacen falta películas, libros, anuncios que capten la magia de ese cuerpo «diferente», que vean en los efectos físicos del embarazo y del post-parto unas maravillosas, preciosas cicatrices.

La belleza de un cuerpo materno

Es posible que una mujer se contraríe, delante del espejo, al ver que el propio cuerpo se transforma. Es posible que se sienta a disgusto.

«Ninguna mujer es más bella que tú, ninguna es más femenina que tú, porque tú llevas dentro una vida: estás haciendo algo único y maravilloso, algo que sólo tú, como mujer, puedes hacer… ¿Prefieres tener un físico perfecto o llevar dentro de ti a nuestro hijo?» Esto es lo que me repetía siempre mi marido en aquellas circunstancias. Y es lo que se debería decir a cada neo-mamá.

Es lógico que una mujer cuide su cuerpo, que no se abandone, que vuelva a estar en forma, pero también es justo que, inmediatamente después de haber dado a luz, mirándose al espejo, se vea estupenda, por el hecho de que su cuerpo se ha convertido en templo de la vida.

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