Querida feminista: no hables en mi nombre

El feminismo te dice qué está bien y qué está mal, te dice que está bien matar, pero que castigar violadores está mal, mientras ellos se autoperciban como una niña de seis años. 


Hace unos días, me topé en redes con una campaña del partido político español Vox llamada «No hables en mi nombre», en donde varias mujeres exponen por qué el feminismo no las representa. Aunque no simpatizo con ningún colectivo político, el mensaje me pareció el correcto y muy poderoso, ya que muchísimas mujeres no nos sentimos (ni necesitamos ser) representadas por el feminismo que acapara los titulares.

 

Hace unos días, Sara Winter, exfeminista y ahora activista ProVida, visitó Guatemala en una gira de conferencias que para muchos, fueron un abrir de ojos (la atacaste como «vampiro al ver una cruz»). Una de las conferencias me impactó más que las demás: el feminismo y la destrucción de la mujer.

Si bien nunca he simpatizado con una ideología o movimiento, mucho menos con el feminismo, después de leer los textos escritos por las primeras promotoras de tu causa que Winter presentó al público, me convencí de que el feminismo es peligroso, tóxico y destructivo, especialmente, para la juventud.

No soy feminista. No necesito una etiqueta para reconocer los problemas que muchas personas viven a diario y trabajar para erradicarlos. Me dirás: “¿Cómo es posible esto en la actualidad? ¿Perdiste la cabeza? ¿Cómo no puedes estar a favor de la mujer?”.

No la perdí y aunque estoy a favor de proteger a la mujer, también estoy a favor de la protección de hombres; de todas las personas, por el simple hecho de ser personas. Siempre he sido pésima para seguir modas de vestir y creo que por eso, ahora soy inmune a tu moda de ser feminista sin conocer realmente, los orígenes y fundamentos del movimiento.

Te veo tomándote una foto portando un pañuelo verde (que dice “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”), mostrando los senos, vandalizando paredes y tachando a cualquiera que se oponga a tu opinión de “opresor”, “antiderechos”, “retrógrada” y “machista”, entre otras cosas; y me pregunto, ¿realmente sabes lo que estás diciendo/haciendo?

 

Feministas vandalizan monumentos en Guatemala, 2020 / Facebook

¿Por qué no soy feminista? Principalmente, porque detrás de las consignas, flores y rostros enmascarados, se oculta un engranaje ideológico, una historia y un objetivo claro que muchas jovencitas (y jovencitos también) como tú, que simpatizan con él, desconocen y se niegan a conocer, ya sea por voluntad propia, por dinero o por mantener viva “la lucha”.

¿Cuál es este objetivo? Destruir la familia y a la mujer. ¿A la mujer? Sí y lo hace utilizando el sufrimiento de otras mujeres. Hoy en día, miles de mujeres en el mundo son abusadas, explotadas y víctimas de regímenes autoritarios que incluso, recurren a los golpes y castigos para hacerlas obedecer. Pero en esos lugares, no te apareces.

Más 650 millones de mujeres y niñas se casan antes de cumplir los 18 años, según cifras de la Organización de Naciones Unidas (para que no digas que no es una fuente «confiable»). Además, más de 200 millones de mujeres y niñas entre 15 y 19 años de edad han sufrido la mutilación genital femenina en 30 países, la mayoría en África y en Asia.

¿Dónde estás tú, defensora de la mujer? Estás ocupada manifestando en un país donde todavía existe el derecho a manifestar en las calles, rayando un edificio mientras otras mujeres limpian tus destrozos; estás ocupada haciendo una coreografía frente a la Corte Suprema de Justicia u organizando un taller de twerk y de cómo manifestar con glitter en la cara. 

 

El feminismo es radical. Las manifestaciones públicas, el lenguaje que utilizas, la cultura de la muerte que promueves es radical y más que nada, antimujer, anticlerical y antivida.

Para tu movimiento, los modales, el respeto, la modestia y la buena conducta es anticuado y productos de una cultura “patriarcal” que nos ha formado desde pequeñas. Por eso, “mujeres como yo» no nos damos cuenta de la opresión en la que vivimos.

Tu feminismo ha degradado a la mujer a tal nivel que los hombres no quieren saber nada de formar una pareja, mucho menos familia. Has terminado con lo que hacía especiales a las mujeres; la modestia y el buen vestir quedaron en el olvido. Te han obligado a matar a tus propios hijos dentro de tu vientre para sentirte “empoderada”.

 

 

No quieren que estudies ni leas, no vaya a ser que descubras que tu militancia realmente no es por la mujer y sus derechos. Te han hecho repetir como robot un discurso aprendido y si otra mujer opina distinto, pobre de ella, seguramente es una víctima del patriarcado machista.

¿Dónde quedó la feminidad que nos diferenciaba? Recuerdo una frase que decía: “El feminismo ha intentado demasiado igualar a la mujer con el hombre que ha hecho que la mujer pierda su esencia”.

Lo siento, tu lucha es una lucha perdida y sin sentido porque hombre y mujer son diferentes física, psicológica y emocionalmente por naturaleza.

Querida feminista, no hables en mi nombre porque para mi el verdadero empoderamiento no se gana queriendo ser mejores que otros. Se gana cuando reconocemos que hombres y mujeres somos complementarios y que si trabajamos juntos, podemos lograr muchísimo. Se gana cuando puedo cumplir mis metas y anhelos. Todos somos personas y por nuestra misma dignidad humana, merecemos respeto y oportunidades; no solo por el hecho de ser hombres o mujeres.

El feminismo destruyó tu capacidad de superarte en todo sentido. Te dicen que debes gritar más fuerte para que te den un trabajo solo por cumplir una cuota y no por tu talento o experiencia. Tu feminismo también destruyó la maternidad, destruyó el poder que la mujer tiene de educar corazones y almas, coartó la posibilidad de que la mujer forme hogares y naciones. Al destruir esto, destruyes poco a poco las familias y por consecuencia, destruyes a la sociedad entera.

 

Querida feminista, no hables en mi nombre porque no creo que sepas que tu causa va de la mano con la ideología de género, el mismo conjunto de ideas anticientíficas que niega completamente la existencia de únicamente dos sexos: el masculino y femenino.

Explícame cómo podría yo estar a favor de un movimiento anticientífico y antibiológico. ¿Cómo podría estar a favor de un movimiento cuya diosa, Simone de Beauvoir, decía que no se nace mujer y encima, violaba niñas?

El feminismo y la ideología de género son inseparables, como uña y mugre y que gracias a esto, no hay forma de saber realmente quién es mujer y quién no. Quién sabe, quizá un hombre de 60 años se autoperciba como una mujer. Puede tener senos y peluca, pero siempre será un hombre. ¿También es un machirulo violador aunque simpatice contigo? 

¿Cómo podría militar en un movimiento que considera que referirse o etiquetar a alguien como mujer es ofensivo porque “hay personas que son mujeres, pero no tienen vagina ni útero”, son “seres gestantes”?

 

Creo en los hechos, no en los sentimientos. Biológicamente, o tienes genes XX o XY. Biológicamente, la vida comienza con la concepción, que se da entre un óvulo y un espermatozoide. No hay duda y ni tú ni ningún colectivo progresista ha logrado desmentir a la misma naturaleza.

Querida feminista, no hables en mi nombre porque yo respeto opiniones disidentes y estoy dispuesta a enseñar y aprender de los demás. A quienes se han desmarcado del feminismo las has llamado de todo. Las has criticado y atacado, les has deseado la muerte y una violación. Y no solo a ellas, sino también a sus hermanas y amigas.

Qué irónico, ¿no? ¿Acaso no el feminismo también lucharía por ellas? ¿Por su derecho a opinar? ¿Por su derecho a decidir qué quieren hacer con su vida?

No. Solo si piensas y actúas como el “jefe” (dígase George Soros, Darren Walker, una ONG) te diga, si no, te conviertes en un enemigo al cual hay que destruir. El feminismo no es más que una hipocresía e incoherencia.

Por ejemplo, dices que no quieres #NiUnaMenos, pero a la vez te pones el pañuelo verde abortista. ¿Qué más hipócrita que eso?  Es decir, el feminismo va a defender mi vida y mis derechos mientras viva fuera del vientre de mi madre y mientras haya nacido en un hogar donde tenga todas mis necesidades cubiertas y mis padres me amen incondicionalmente. Si no, me convierto en un cúmulo de células que no siente dolor.

 

¿Quién te entiende? La realidad es diferente. No todos nacemos en hogares perfectos ni cuentos de hadas. Hay quienes sufrimos abuso sexual, quienes no fuimos deseados, quienes fuimos concebidos en una luna de miel amorosa y quienes tuvimos oportunidades gracias al esfuerzo de los padres. Existen muchas personas que han salido de las tinieblas y han triunfado, que han roto patrones y cambiado su vida y la de los demás.

No hables en mi nombre, porque yo creo que la forma en que fuiste concebido ni tus condiciones de vida determinan si mereces vivir o no. Por eso mismo, no puedo militar en un movimiento cuya consigna principal en todos los países es el asesinato de seres humanos dentro del vientre de sus madres disfrazado de “derecho a decidir”. 

 

Tampoco puedo tomarme de la mano con mujeres que no tienen ningún problema con descartar ancianos, con la pedofilia, la perversión de menores o con suavizar las penas para un violador porque se autopercibe como una niña pequeña.

No puedo estar unas veces sí y otras no. Por un lado, promueves la liberación sexual total, en donde esta puede vivirse desconectada del alma y los sentimientos. Por otro lado, la pornografía es empoderadora y hasta sirve de experiencia; la recomiendas para vivir una sexualidad plena.

No hables en mi nombre, porque reconozco que la pornografía es la principal fábrica de prostitución, de explotación sexual, de trata de blancas y violencia sexual. Además, si de objetivizar y sexualizar el cuerpo de la mujer se habla, la pornografía es la industria por excelencia. ¿Por qué nunca te pronuncias en contra de ella a pesar de que empresas como Pornhub estén ganando millones por traficar mujeres y niños, y tener a un solo click de distancia, videos de violaciones? 

 

Por favor, querida feminista, no hables en mi nombre porque estoy en contra de utilizar el sufrimiento de otros para movilizar una agenda política antivida. A todos nos duele la muerte de las 56 niñas en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción de Guatemala, en 2017, y si no te duele, debes estar loco.

Lo que duele también es que tu colectivo use esta tragedia y el dolor de los familiares de las niñas para promover el aborto, cuando, siguiendo tu propio razonamiento de que “si la persona no va a vivir en condiciones dignas y va a venir al mundo a sufrir, es mejor abortarla”, estas niñas ni siquiera habrían nacido. Hipocresía total.

Marcha feminista en Guatemala, 2020 / Publinews

Las niñas, los niños, ninguna persona necesita más violencia. Todos merecen protección y oportunidades que no van a aparecer mágicamente procesionando una vulva en forma de burla a una religión o exponiendo los senos en una premiación artística, mucho menos sacando “la madre” a las mujeres ProVida que sí están haciendo lo que el feminismo no.

La muerte y la violencia sexual no se solucionan manifestando violentamente ni con la legalización del mal llamado «aborto legal, seguro y gratuito», que de legal, seguro y gratuito solo tiene el nombre. Se soluciona con políticas públicas de seguridad fuerte, educación y salud para prevenir y actuar. Ahí no creo que estemos de acuerdo, o al menos, no parece.

Querida feminista, no hables en mi nombre porque soy católica y mi fe rige mi vida y mis decisiones; porque espero los domingos cada día para poder ir a Misa, intento cambiar mis defectos, sueño con casarme y formar una familia.

Pero para el feminismo es inconcebible que creas, que tengas un Dios y que tu deseo sea servirle, es inconcebible que te quedes en la casa cuidando a tus hijos y más, que vivas bajo la opresión de tu esposo a quien, encima de todo, tengas que servirle la cena cuando regresa del trabajo.

No hables por mí porque es imposible ser católica y ser feminista. ¿Cómo voy a defender un movimiento que ha prendido fuego a mis templos, que se ha burlado de mi Dios y mis tradiciones, que dice que saque mi Rosario de tus ovarios, que le dice a la Virgen María que aborte y se vuelva feminista, que promueve el aborto, que promueve la ideología de género, que critica a los sacerdotes pedófilos, pero cuando se trata de normalizar la pedofilia dices“Love is love”?

 


 

 

¿Desde cuándo ser religioso es sinónimo de ser ignorante? ¿Acaso no tengo el derecho? ¿Acaso no puedo opinar por creer? ¿Acaso no soy libre de hacer con mi vida lo que quiera? Para tu movimiento, no puedo.

Querida feminista, no hables en mi nombre porque a mí no me gusta que una ideología me diga cómo vestir y cómo peinarme, cómo hablar y cómo expresarme; qué puedo hacer y qué no, a qué artista escuchar y a cuál no, en quién debo creer, a quién atacar y hasta por quién votar.

No quiero que una ideología me diga qué está bien y qué está mal, que está bien matar, pero que castigar violadores está mal cuando estos se autoperciben como mujeres o niñas de 6 años. No me gusta estar sometida por un grupo de mujeres ni ser esclava de su pensamiento subversivo y totalitario, mucho menos obedecer lo que un multimillonario financista de clínicas abortistas diga. Tampoco me gusta decirle a alguien más qué tiene que hacer para «solidarizarse» conmigo y ser políticamente correcto.

 

Querida feminista, no digas que me representas porque a diario trabajo con hombres y mujeres que poco tiempo tienen para librar una batalla de tuits porque están ocupados actuando por el prójimo. Estas personas están al frente de organizaciones y emprendimientos personales que no necesitan del feminismo para ayudar.

Por darte algunos ejemplos: el proyecto Latiendo Juntos ayuda y capacita a madres con embarazos vulnerables y de escasos recursos. Sí a la Vida recibe mujeres que desean abortar y les brinda apoyo médico y económico. Enlace forma a maestros de toda la República en dignidad y educación en sexualidad y afectividad. Buckner se encarga de acogimiento familiar para niños que han sido víctimas de abuso en sus hogares.

Fertilidad Integral trabaja con parejas y mujeres. JUVID forma jóvenes en temas ProVida y fortalecimiento espiritual. Core Values es una organización de mujeres que pone en práctica en la formación, restauración y vivencia de valores en las familias. En fin, una gran cantidad de organizaciones están haciendo las cosas bien.

Hombres y mujeres de todas las edades, religiones y profesiones trabajan juntos por un mejor país. Que tú no los conozcas, son otros cinco pesos.

La violencia no se soluciona bailando, gritando o rayando paredes, el abuso sexual no se soluciona publicando artículos a favor del aborto ni utilizando a víctimas reales para mover una agenda ideológica. Y es ahí donde queda evidenciado que el verdadero objetivo de tu colectivo no fue, no es ni será la protección y dignificación de la mujer ni de nadie.

Si ser feminista se traduce en promover el odio y ataque a mi Dios y mi Iglesia, el asesinato de seres humanos en el vientre, la aplicación de la eutanasia a los ancianos «descartables», la ideología de género, la perversión de menores, la destrucción de la familia y el matrimonio entre hombre y mujer me declaro antifeminista.

Si ser feminista es sinónimo de vandalismo y violencia, de odio al hombre y a la mujer que no se identifica con el movimiento, de la destrucción de la feminidad y maternidad, de la educación sexual desconectada del amor y la afectividad, del relativismo y la eugenesia, me declaro antifeminista.

Colectivos exponiendo a menores en marchas ProAborto en Guatemala / Twitter

Si ser feminista implica rechazar el amor romántico y la castidad, promover las cuotas de «género», la negación de la naturaleza, la normalización de parafilias, y la defensa de una ideología, sin lograr ayudar realmente a las mujeres que tanto dice defender, prefiero declararme antifeminista.

Por estos y muchos motivos más, este 8 de marzo y cualquier otro día, te pido que no hables en mi nombre, porque yo soy ProVida, defiendo la vida desde la concepción, en todas sus etapas hasta la muerte natural.

Soy ProMujer, creo que somos capaces de alcanzar nuestras metas por nuestra cuenta. Soy ProFamilia, sé que una familia unida influye positivamente en la formación de ciudadanos y personas. En palabras de Sara Winter, me considero “femenina sí, feminista nunca”. Tengo mi propia opinión, mis creencias, mi libertad y mi voz, la cual nunca dejaré de utilizar para transmitir la verdad.


Fuentes:
https://www.foxnews.com/faith-values/anti-pornhub-petition-sex-trafficking

Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo


Las opiniones expresadas en este blog son propiedad del autor.

11 Comments

  1. María José Rivas-
    8 marzo, 2020 at 8:06 pm

    Mil gracias 😊
    Me uno a no hables en mi nombre, cada línea, cada letra, cada palabra y el contexto tan atinado, lleno de sentido común, de amor a la vida, al prójimo y a Dios .
    GRACIASSSSS!

  2. Paula Pamela-
    8 marzo, 2020 at 8:19 pm

    ¡Gracias por tan excelente trabajo! Que se haga viral.

  3. Raquel Kong-
    8 marzo, 2020 at 9:03 pm

    Tan bien dicho!!! Muchas gracias.

  4. María Elena Fernández-
    8 marzo, 2020 at 11:04 pm

    ¡Dios te bendiga, la Virgen María te proteja, guíe y guarde! Gracias por poner tu granito de arena. Necesitamos abrir los ojos y ayudar a estas pobres «mujeres» diciéndoles la verdad. Por favor, si tuvieras la bibliografía de toda esta ideología maldita, compártela para que podamos leerla y así prevenir a las niñas, adolescentes y adultas de todo lo que esta ideología enseña, y estar atentas a lo que enseñan en los centros educativos, tanto públicos como privados. Definitivamente el movimiento feminista No me representa.

  5. Mariela de Pineda-
    9 marzo, 2020 at 12:09 am

    Totalmente de acuerdo, soy cristiana evangélica y estoy totalmente de acuerdo con tus palabras. Es triste ver como un grupo de resentidas usan el ser mujer para sacar sus tristezas y frustraciones… Es triste como si una piensa diferente es ignorante y machista, soy mamá de un nene con capacidades especiales y si desde el vientre hubiera sabido de su discapacidad NUNCA NUNCA JAMAS hubiera tan siquiera pensado en abortar….. Lo amo y estoy orgullosa de su lucha por vivir y por superar las dificultades que afronta cada día… Me uno a tu voz diciendo a las feministas que NO HABLEN POR MI.

  6. Wendy Susana Acevedo-
    9 marzo, 2020 at 6:19 am

    Me tomé el tiempo para leer y reflexionar cada frase. Expresa mucho de lo que siento y creo yo también. Mil gracias por tan atinado artículo.

  7. Marisa Chinchilla-
    9 marzo, 2020 at 6:41 am

    Ellas no me representan a mi tampoco! Soy Pro Vida, Pro Familia, Pro Mujer.
    Bendiciones

  8. Mònica Plata-
    9 marzo, 2020 at 8:25 am

    “No hables en mi nombre”
    porque vengo de un papá íntegro y todo un caballero; también me casé con un hombre protector, amoroso y respetuoso y formé un hijo varón que ama , respeta y defiende a las mujeres.

  9. Jairo Alfa-
    9 marzo, 2020 at 11:45 am

    Excelentes pensamientos que expresan racionalidad, ciencia, amor y una negativa a este tipo de movimientos anticientíficos y anti biológicos que promueven pensamientos, ideas y agendas de otros que no les interesa la vida, el respeto, la libertad sea esta de pensamiento o culto. Guatemala esta unida a favor de la vida, del respeto para todos no importa si son hombres, mujeres, evangélicos, católicos ateos, etc, cada uno puede pensar lo que bien le parezca siempre y cuando no quiera imponerlo a los demás y promover leyes para obligar a otros. Las diferencias de creencias e ideas siempre han existido, pero ¿En que momento decidimos forzar a otros a pensar como nosotros o a tratar de anticuados y retrógrados a los que no comparten con nosotros sus pensamientos? Realmente no podemos ni debemos apoyar movimientos que roban la libertad que tanto le costó a la humanidad lograr, libertad de prensa, libertad de culto, libertad de expresión y pensamiento. Eso se resume en una sola palabra… Respeto. Respeto por todos, respeto por la vida de todos, respeto por los derechos de todos. El estado promueve el respeto por la ley y por los derechos de todos.

  10. María Sosa-
    9 marzo, 2020 at 1:11 pm

    Que gran artículo. Siempre he pensado lo mismo, en mi nombre no pueden hablar tampoco. Soy una mujer que trabaja por las mujeres y jamás les desearía nada de lo que el movimiento feminista ofrece. Es más, mi objetivo ha sido el de salvarlas del feminismo. No se puede ayudar, acoger y empoderar a nadie si se alberga tanto odio, se promueve la destrucción y la muerte y la fuerza se obtiene de mentir, agredir y mantener en la ignoracia a aquellas que nos necesitan. Gracias por poner de manera tan clara los sentimientos y pensamientos que muchas mujeres albergamos. Gracias por sacar a la luz la verdad. Quien quiere el bien da la cara, no se esconde tras pañuelitos ni máscaras.

  11. Alexandra Gaytan.-
    15 marzo, 2020 at 8:57 pm

    Me uno a tu declaración! A este manifiesto de rescate por la feminidad! Por el plan perfecto que Nuestro Señor diseño desde que fundo el mundo, hoy tan tristemente atacado. Felicitaciones!!!! Excelente discurso.